CAPÍTULO 19

1397 Palabras
Tres días después. Ancel había pasado la mitad del día rebuscando datos que pudieran servirle de ayuda en el caso qué llevaba semanas, necesitaba sacar más y más de las pruebas e interrogatorios que había hecho. Llevaba específicamente toda la tarde revisando papeles, leyendo los antecedentes del joven, de la madre, del vecino y todo lo que les vinculara. Era un caso común pero complicado, resultaba que la señora que debía defender solo se basaba en pruebas de suposiciones y eso no ayudaba en nada, aunque él creyera en ella, su hijo había sido fallecido, y aunque su muerte fue por una caída, la señora cree ciegamente que fue culpa del hijo de su vecina, asegura que su hijo frecuentemente era acosado por éste y cree que una pelea le provocó la caída. Mientras que la otra señora asegura que el día en que paso el accidente su hijo se encontraba fuera de la ciudad y tampoco podía comprobar nada, todo el caso era en suposiciones. Cansado, Ancel se levanta de la silla y deja las lentes para estirarse, lleva su cuello de lado a lado y lo suena. Ve por la ventana que ya ha oscurecido y que su vaso está vacío, así que decide ir por un poco de agua y café a la cocina. Sale viendo algunas notificaciones en el celular, unas de noticias de la situación país en Venezuela y aunque ya llevara años su gravedad e inflación, se sorprendía de lo tanto que podía avanzar. Parecía que no tenía fin. Vio noticias de Colombia y algunos soldados desaparecidos, parecía que la guerrilla había vuelto a aparecer. Siguió con varios países y entre esos estaba Rusia, parecía que la candidatura a senadores se celebraría en medio año pero las campañas ya empezaban y la competencia era enorme. Finalmente, cuando llegó a la cocina vio las noticias de su país. Alemania, el tema del momento era que dentro de poco se celebrarían las elecciones presidenciales, exactamente en cuatro meses. Casi nadie estaba conforme con los candidatos y pedían a gritos que su padre se lanzara a la presidencia. Aunque este no contestaba a ninguna de ellas. Dejó el celular en su bolsillo mientras toma agua de la nevera, luego tomó la taza para servir café que había en la cocina, tomó algo de jamón de la nevera y se regresó con café en mano. Pero mientras empezaba a subir las escales la puerta principal se abrió y volvió sobre sus pasos para confirmar que su padre había llegado, primera vez en esa semana que coincidían en casa. —Buenas noches Ancel. — saludó su padre mientras dejaba su saco y cerraba la puerta. —Padre, una semana ya, ¿es eso una nueva arruga lo que veo? —bromeó mientras se acercaba a darle un abrazo. — No creo que veas una nueva, yo siento que obtuve unas tres más esta semana. —le correspondió el abrazo y le hizo un gesto para que caminaran al sofá más cercano. — ¿Estuvo muy apretada la semana? —Como nunca, a veces pienso en el yo joven e inocente que se metió en política sin saber que era tan jodida, complicada, corrupta y peligrosa. Mantenerse en la vía correcta es difícil. —Nada es fácil, tu siempre me lo dices, además, todo tiene sus frutos y a ti el país te ama — le sonrió y se acercó y bajó la voz como si hubiera alguien—. Y entre tú y yo, como secreto, creo que te aman más que el presidente. Su padre se carcajeó y aunque ya Ancel tenía sus veinticuatro años le llevó la mano al cabello y se lo revolvió como si fuera un pequeño, a lo que Ancel sólo negó. —Ya estoy grande viejo, además cuidado que derramo el café. — Grande pero mantenido…— le refutó su padre aunque Ancel sabía que era broma. — Oye, yo ya trabajo, al menos hace ocho meses, además, si no me querías por aquí ya me hubieras dicho. —Sabes que siempre serás mi mantenido. — Eso suena horrible. — Como sea, ¿Qué hiciste esta semana? — No mucho, la verdad es que antes de que me accedieran algunas carpetas del caso que estoy llevando pasó toda esta semana, me los entregaron hoy. Así que te haré un resumen, Mel y yo terminamos, Ray lo ví hace unos días y andaba de fiesta, encontré una chica más a quien ayudar y he visitado a Ebba. —Espera un momento… ¿tú y Mel terminaron? — preguntó su padre llevándose una mano al mentón. —Bueno, ella me termino, aunque ya eso estaba por venir, sabes cómo era lo nuestro, se cansó de fingir y ha decidido que dentro de poco se va como voluntaria a un convento. —Wuou, eso sí que me sorprende, imagino como estarán sus padres de histéricos. —Golpeó el hombro de su hijo dos veces—. Menos mal Mel de sacó de ese castigo, es una amiga a alto precio. — Ajam. — ¿Y estaba vez que tenía la chica que encontraste? —Bueno, fue de casualidades, la encontré cuando fui a una fiesta con Ray, y de allí volví a encontrármela una vez más, es medio larga la cosa, la chica tenía dos trabajos, no dormía bien, vivía en un mal sitio y una vez hasta pare en el hospital con ella… — ¿Cómo así Ancel Parish? ¿Qué te hizo la muchacha? ¿Estás bien? ¿Por qué no me llamaste?... — Pa` deja el drama que estoy entero, no fue por mí que llegamos allá, fue por ella, tiene anemia y bueno, resumiendo, le ofrecí trabajo y ahora mismo se está recuperando en la residencia de la fundación. —Tú siempre, pareces un caza-fortunas, o un caza —talentos, solo que eres un caza—desdichados. —su padre volvió a palmearle el hombro y Ancel dio un trago al café. —Dios, haces que todo suene horrible. —No digas el nombre de Dios en vano muchacho, y estoy orgulloso de que seas un buen hijo y humano. —Claro, claro. —Y entonces, ¿Cómo está Ebba? —Como siempre, estable, con sus bajas pero viva. Me regañó y el resto todo bien. — Bien, me alegra. ¿Y el caso que llevas? —UFF, es medio complicado. — Pero no hay nada imposible para un Parish — su padre le revolvió el cabello una vez más en la noche y se levantó—. Bueno hijo, creo que me iré a dormir, necesito levantarme temprano. —Claro, luego de que me haces interrogatorio de esfumas. Eres un mal padre. — bromeó mientras también se paraba. — ¿Qué quieres saber? — ¿Has pensado en escuchar a tus seguidores? ¿Has escuchado lo que grita la gente de Alemania? Te quieren como presidente Pa`. — Eso parece, pero es algo demasiado grande. — dijo su padre de forma amable. —No hay nada grande e inalcanzable para un Parish a excepción de Dios. — le recordó sus palabras. —Eso es cierto, pero tener el peso de una nación entera, no es tan fácil. — Bueno, yo estaría orgulloso de tener como presidente a mi padre. —Y yo estaría orgulloso que mi hijo me presente alguna novia antes de morir. — Eso fue un golpe bajo viejo malo. —Anda a dormir. — su padre se despidió con un abrazó y se perdió por las escaleras. Ancel dio un trago más a su café y sacó su celular. Pensó que llevaba tres días sin ver a Jennell y frunció el ceño al darse cuenta que llevaba contados los días, empezó a subir las escaleras a su cuarto pensado que la morena en ningún momento le había llamado. Aunque tampoco es que era una obligación pero él había supuesto que llamaría por algo, cualquier cosa, pero al parecer no le necesitaba…Pero nada, él solo había cumplido con ayudarla. En unos días iría a ver como seguía y que había decidido para trabajar, y luego de eso le visitaría una vez más para presentarla en el trabajo y de allí no la vería más. Dejó el café en la mesa y volvió a leer otra vez los papeles. Algo debía encontrar.
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