Efectivamente esa semana el mismo banco al que debía Will se encargó y la puso en venta. Dos semanas después él y Jennell veían los precios de algunos departamentos, hasta que consiguieron el adecuado, cerca del tren que les ayudaba a transportase, económico, tres cuartos, una cocina y una pequeña salita, venía con muebles y quedaba en el piso once. Todo fue bien, a Fleur le gustó el cambio de ambiente y dijo con su mejor sonrisa que no extrañaría las goteras, un comentario raro, le pareció a Jennell, pero según Will, esos comentarios indicaban un buen ánimo. Fueron las tardes desocupadas de Jennell las asignadas para decorar el pequeño departamento, específicamente el cuarto de la niña, eso sí, Will no se quedaba, “solo chicas” decía la pequeña Fleur acomodando su peluca lila y después la
