Me desperté con la luz del sol que entraba por la ventana, y sus tiernos e inocentes labios acariciando los míos. Aun estaba dormida, pero se había girado hacia mí y lo hacía inconscientemente… acaricié sus mejillas mientras respondía a sus besos. Camilo – Buen día, princesa… (Le susurré al ver que abría sus ojos y se aferraba más a mi pecho). Rocío – ¡Buen día! ¿Cómo dormiste? (mirándome fijamente) Camilo – Muy bien… dormí contigo… (Le sonreí tiernamente) Rocío – ¡¡Te amo!! (Besándome nuevamente mientras trataba de colocarme sobre ella para besarla mejor)… Shhh… quédate quieto… (Riéndose y señalando atrás). Llegó a la madrugada. Volteé y vi a Mateo durmiendo en su cama, abrazado a Diez. Me reí, no pude evitarlo. Se veían graciosos… pero yo quería seguir con lo mío, así