Esas dos semanas que restaban para la gran final, estuvimos más unidos que nunca… si bien Rocío había vuelto a entrenar con las chicas para preparar el gran partido a tope, y se tomaba tiempo, lógicamente, para escabullirse de casa con Mateo a arreglar asuntos concernientes al nuevo local para su mamá, y también para ir a la Universidad, nos la pasábamos en casa disfrutando de nosotros. Por la tarde, estábamos en el jardín de mi casa, ensayando trucos, entrenando. Me juraba que ya no sentía dolor, que se sentía cómoda. Una tarde, luego de ensayar unas jugadas de pase de balón… Camilo – Amor… (Tomándola de la cintura y besándola) Rocío – Dime… (Besándome de nuevo y sonriendo junto conmigo)… Camilo – Hagamos algo… Rocío – ¿Qué? (intrigada) Camilo – (secando mi fre