19. ¿QUÉ SIENTES POR AMBOS?

2356 Palabras
Victoria Como siempre, Dussan y yo nos enredamos por horas en las sábanas sometiendo al otro, por lo que esa conversación quedó en el olvido y más al dormirnos casi al amanecer, y aunque quise conversar al despertarnos, una constante vibración me sacó de mis sueños. Me levanté al reconocer el sonido de mi móvil y vi que eran dos llamadas perdidas de Aleksei, me resultó extraño, pero bastó con leer un mensaje diciendo que había otro infiltrado, no sabía si estaba con él, conmigo o con Nika, pero me pedía vernos cuanto antes en Moscú. —¿Por qué justo ahora? Solo espero que no me haga lo de hace un mes o me escuchará como nunca —gruñí fastidiada y di un vistazo a Dussan, quien dormía profundo—. Supongo que tendré que escaparme —murmuré triste al saber que de nuevo tendría que aplazar esa conversación. Le escribí una nota a Dussan diciéndole que lo perdonaba y nos veríamos después, ya que un empleado tuvo un accidente y debía reemplazarlo por tiempo indefinido. No quería mentirle, pero tampoco podía arriesgar su vida y menos con el enemigo pisándonos los talones, así que recogí mis destrozadas prendas, me cubrí bien con el abrigo (que por suerte me llegaba hasta las rodillas) y dejé un beso en esos apetitosos labios que seguían con el perfume de mi sexo. —Pauline… —murmuró tierno, aún dormido, acelerando mi corazón. —No dejaré que te lastimen, Dussan, así que tampoco te atrevas a lastimarme. Esa súplica aceleró mi palpitar envuelto en un sentimiento que no quise descifrar por ahora y partí a Moscú mientras pensaba en alguna forma de mantenerlo alejado de tanto peligro sin que él se diera cuenta, o al menos esa era mi intención a lo largo del vuelo, ya que el cansancio me ganó al poco tiempo del despegue y solo desperté cuando sentí el avión aterrizar, sin embargo, me resultó extraño ver a dos hombres nuevos esperando por mí. Ellos me explicaron que Aleksei les ordenó recogerme, algo no me convencía y les ordené hacer un desvío al centro donde tenía un departamento de un solo ambiente. Me duché rápido, vestí algo que me cubriese un poco más (ya que la temperatura había bajado bastante hoy) y volví a ser escoltada por estos hombres hasta una de las empresas de los Morozov. Esto era más extraño todavía, pero sé que Aleksei no ordenaría que me trajesen aquí sin un motivo razonable, aunque, al llegar a la oficina, fue imposible no sentir un aire más frío al que había en la ciudad y lo más desconcertante era que Alek parecía estar consumido en la ira y la decepción, una que resaltó en la fugaz mirada que me dio al ingresar a su oficina. —¿Nika está bien? ¿Qué sabes del infiltrado? —pregunté preocupada, enfocándome en la situación que me trajo aquí. —Ella está bien —contestó a secas, demasiado diría yo, y eso era más extraño. Para colmo de males, él terminó de darle unas órdenes a su asistente y después, en lo que ella salía, él se levantaba con un terrorífico porte que me recordaba a mi padre cuando el estrés le ganaba. —¿Qué ocurre? ¿Por qué tanto misterio? —Eso me he preguntado desde hace mucho tiempo, pero ya sé la respuesta —creo que esa misma ira y decepción se apoderaban de su sangre al darme un semblante más duro—. Ya sé de tu aventura con Dussan. Mi corazón se ahogó en un espeso pantano que parecía inundar mis pulmones, mis extremidades temblaban por algún motivo que desconocía y aunque siempre he podido darle frente a Aleksei, esta vez sentía que era diferente, muy diferente, y más porque él solo me había hecho un reclamo por mis amantes en un par de ocasiones en la adolescencia, después dijo que no volvería a insistir con el tema ya que éramos libres de estar con quien quisiéramos, aunque no por eso dejaría de preocuparse por mí, sin embargo, que supiera de Dussan me resultaba difícil de creer. —¿Nika te lo dijo? —¿Importa? —Tú lo mencionaste —contesté con la mayor tranquilidad que pude encontrar en mi ser, ya que tampoco tenía por qué derrumbarme ante él—. Sea como sea, él no es la razón por la que vine, así que explícame lo está ocurriendo. —Hay un infiltrado y no sabemos quién es, pero ya lo están buscando. Fin del tema. —No me mientas, sé que no me hiciste venir a Moscú solo para decirme esa tontería que pudiste explicar en un texto. —Lo sé, por eso no mencioné el tema —Alek se acercó a paso lento, provocando un escalofrío en mi columna que me dejó más nerviosa, aunque yo hacía lo posible por no demostrarlo—. ¿Qué sientes por Dussan? —¿D-De qué hablas? —No te hagas la tonta conmigo porque no te queda, Vicky —empuñó tan fuerte sus manos, que las palmas perdieron el color—. ¿Él es un amante más o sientes algo por ese sujeto? —No tienes derecho a preguntarme algo así. —Responde. —¡No responderé nada! —Responde —insistió parsimonioso, pero con una tétrica aura que me indicaba estallaría en cualquier minuto. —¡Es mi vida y no tienes derecho a entrometerte! —Responde. —¡No! —quise salir, pero él me sujetó de la muñeca y aunque pudo lastimarme, prefirió lastimarse a sí mismo al empuñar su otra mano con más fuerza. —Responde, Vicky. —¡Suéltame! —tiré desesperada queriendo zafarme, pero no lo conseguía— ¡No es asunto tuyo con quién me acueste, así que déjame ir! —Responde —negué, tiré de mi brazo y golpeé dos veces su pecho queriendo apartarlo, pero él seguía inmóvil—. ¿Es uno más o es alguien importante para ti? —¡Suéltame! —¡RESPONDE! —¡Sí! ¡¿Está bien?! ¡Sí me gusta! ¡Dussan es un hombre increíble que me hace sentir bien! ¡¿Contento?! —grité desesperada al no soportar la presión y menos su grito. Tan oscuro semblante se transformó en una profunda tristeza que marcó su opaco mirar, el cual provocó un revoltijo en mi estómago que empeoró cuando soltó delicado mi muñeca. —Gracias, necesitaba escuchar la verdad de tu boca —él no lo demostró, pero sentí que sus palabras se quebraban tanto como él, y seguido lo hice yo. —A-Alek… —Descuida, te dejaré la vía libre para que estés con él. No habrá más niñeras para ti, Victoria. Esta vez no me dio tiempo a responder, sino que partió a zancadas, casi corriendo, dejándome petrificada en la mitad de su oficina con una horrible sensación de abandono que no sentía desde que era una niña. (…) Es increíble que por primera vez sea yo quien busque a Aleksei, ya que después de esa discusión él desapareció del mapa y por mucho que presioné estos días a sus hombres, ninguno quiso revelarme su ubicación, así que busqué a Nika para que me ayudara a encontrarlo, pero no imaginé que aparecería con algunos rasguños en el rostro. —¿Qué te pasó? —pregunté preocupada al saludarme con un beso en la mejilla. —Trabajo, pero nada de qué preocuparse por ahora —contestó despreocupada—. ¿Por qué me llamaste? —Quiero que me ayudes a encontrar a Aleksei. —¿Ahora qué le hiciste? —¡Nada! ¡¿Por qué todos asumen que hice algo malo y que él es el mártir?! —Porque así es —respondió obvia, fastidiándome más de lo que estaba—. ¿Qué ocurrió? —le expliqué lo ocurrido con Dussan y también la discusión que tuve con Aleksei días atrás—. ¿Y no has hablado con él desde entonces? —No, es como si esta vez cambiásemos los roles. Él es el adolescente que se escapa y yo el adulto que lo busca por todas partes. —¿Ironía o Karma? —Estás disfrutando esto, ¿no es así? —reclamé ofendida al notarla divertida. —En parte sí, si tenemos en cuenta los dolores de cabeza que le has ocasionado, por no mencionar lo demás. —¿Qué demás? Ya te dije que no hice nada y he estado al pendiente de mis deberes, sé que me escapé un par de veces, pero en general no dejé mi trabajo de lado. —No hablo del trabajo, Vicky, hablo de la relación que han tenido desde que se conocen. —Solo somos amigos y… —su inquisidor mirar me silenció, despertando a su vez una enorme culpa al recordar el semblante de Aleksei quien ni siquiera me dio una mirada antes de irse—. ¿Crees que hice mal? —Lo preguntaré de otra forma, a ver si con eso te sinceras —cuando Nika se sienta cual ama y señora en una silla, sé que tengo las de perder porque no tendrá piedad conmigo, y fue justo lo que hizo al llegar al sillón cerca de la chimenea—. ¿Qué sientes por ambos? Porque no me negarás que sientes algo por Dussan o no habrías hecho todas esas estupideces, así como también sientes algo por Alek. —N-No es tan así —las dudas calaban de nuevo…—, pero con Dussan me siento muy bien, nos divertimos muchísimo y me hace muy feliz, además de ser increíble en la cama. —¿Y qué pasa con Aleksei? Porque, hasta ahora, ha sido tu único hombre fijo y al que le has confiado demasiado, desde tus secretos, tus problemas y hasta tus intimidades, y tantos años no puedes dejarlos de lado o no te sentirías culpable ahora, así como ese día le habrías respondido sin dudar a Alek. Por eso detesto enfrentarme a Nika cuando se trata de mis sentimientos, porque ella sabe ponerme los pies en la realidad y es duro que me recuerde lo que ha hecho Aleksei por mí. —No negaré que quizás sienta algo por Aleksei… —Sí, porque está bastante claro que no te desvives por Dussan —atacó irónica. —No me regañes, tampoco es un crimen. —¿Ah no? —y aquí vamos…— Si estás tan enamorada de Dussan, ¿por qué no dejas a Alek en paz? ¿O por qué crees que sufrió el día que te dejó? ¿Por qué sentiste ese vació cuando se fue? —no supe responder ningún interrogante, pero cada uno me quemaba el pecho—. Vicky, ¿te gusta o no te gusta Alek? —de nuevo me sumí en los recuerdos con él. —No lo sé, supongo, pero creo que Alek no tiene las agallas para estar conmigo o ya me lo habría dicho, en cambio Dussan me permite ser del todo como soy, es impulsivo, arriesgado y no teme ir más allá conmigo. ¡Me siento viva cuando estoy con él! —exclamé dichosa al recordar nuestras locuras. —No, Vicky, eso es una ilusión, y me alegra que la tengas, es divertido, impulsivo y, hasta cierto punto, positivo en tu vida, pero a ese hombre no lo conoces, no sabes en verdad quién es, de dónde viene, qué quiere de la vida o de ti, además de sexo, en cambio Alek ha dado todo por ti. Es atento, tu familia lo conoce y acepta, se ha fortalecido para protegerte, se arriesgó muchas veces para que tu padre no supiera de tus andanzas ni tus estupideces y a pesar de que Yuli siempre fue una perra con él, Alek no dudó en arriesgar su vida para salvarla y casi no sale vivo de esa. Imposible contradecirla en algo sobre él… —Dime la verdad. Tú que siempre estuviste en la mitad y lo supiste todo de nosotros, ¿él siente algo por mí? —Tú dímelo. ¿Cómo estaba él cuando le gritaste que preferías a Dussan? —la daga en la yugular… —¡¿Entonces por qué no me lo dijo nunca?! ¡¿Por qué siempre me usó en la cama como a una más y…?! —¡¿Te estás escuchando?! —su estruendoso grito me hizo sentir pequeña y más al levantarse furiosa—. ¡Eres una estúpida por pensar que él “te usó como a una más”! ¡Antes debería arrojarte a esa chimenea, a ver si recuperas la razón! El silencio inundó la habitación, mil preguntas me acribillaban con cada segundo y entonces una avalancha comenzó a caer desde lo alto. —¿Sabes en dónde está Aleksei? —pregunté firme. —Sí. —Dímelo. —¿Qué harás? —cuestionó, tras entregarme la ubicación. —Lo confrontaré para saber qué quiere conmigo —apenas pude dar unos pasos, cuando ella me detuvo de un doloroso tiro del brazo—. ¡¿Qué te pasa?! —¿Qué harás con Dussan si Alek decide ir con todo por ti, Vicky? Aunque las dudas estaban latentes, fue el rostro de mi madre el que apareció sin más dándome una gran idea. —No sé, tendría que pensarlo bien, o quizás podría estar con ambos —me zafé de su agarre sin ser brusca, dándole mi mejor semblante—. Si mi madre pudo tener a tres bajo el mismo techo, además de sus amantes, ¿por qué yo no podría tener a dos? —solté engreída y emprendí altiva mi salida. —Aleksei jamás aceptará… —el desolador murmuro de Nika me dejó nerviosa, quizás creyó que no la escucharía, pero no podía enfocarme en eso. Si es verdad lo que ella dice, entonces debo poner a esos dos en una balanza y escoger, o de ser posible, podría quedarme con ambos y tener un hogar de la misma forma en que hizo mi madre con La Triada.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR