16. UN CRUGIDO

1829 Palabras
Aleksei Con mi respiración en orden, pero todavía preocupado por la pista hallada en el abrigo, me dediqué a investigar el hotel para intentar adentrarme en el sistema de seguridad, cuando en eso, recibí un informe de uno de mis hombres que disparó mis alarmas al descubrir extraños traslados que hizo Vicky en Kazajistán, así que les ordené buscar a Nika y viajé en el acto a Nóvgorod al corroborar que se encontraba en la casa principal, aquella donde conocí a Vicky. —¿Aleksei? ¿Qué haces aquí? —preguntó Nika confundida al verme ingresar furioso a su recámara. —¿Qué hago aquí? ¡Mejor dime ¿qué me están ocultando Vicky y tú?! —¡Le bajas a tu tono que conmigo no funciona a gritos! —vociferó igual que yo, pero ni así me calmé. —¡Entonces habla de una buena vez! —¡Ya te dije mil veces que ella estaba bien! ¡¿Qué más se supone que te diga?! —¡Ella no está bien y lo sabes, o de lo contrario no tendrías marcada la preocupación en tu rostro! ¡Y no atrevas a mentirme porque te conozco bien! —advertí tajante y me acerqué en un par de zancadas intimidándola un poco, pero no desfalleció—. Te di tiempo, te confianza e incluso la oportunidad de que me dijeras la verdad, pero te negaste a eso. —No es cierto. —¡Sí lo es! ¡No me quieras ver la cara de imbécil porque no la tengo, Nika! —calmé un poco mi furia, pero no mi decepción—. Si al menos me hubieras dicho que ocurría algo, pero no me lo contarías por petición de Vicky, yo lo habría comprendido, pero me mentiste, me aseguraste que todo estaba bien y quise creerte aun cuando sabía que no era cierto, ahora resulta que ella está jugando con fuego en un territorio invadido donde podrían asesinarla con un tiro, o algo peor. Esta vez no fue necesario gritarle para hacerle comprender mi punto, pues ella desfalleció ante esa verdad y se sentó sobre el tocador, demostrando la enorme culpa que cargaba. —Tienes razón, sí hay algo, pero no sabía cómo decírtelo y al comienzo quise creer que solo sería un capricho más, pero… —¿Qué ocurre? —Nika me enseñó el expediente de un banquero en su móvil—. ¿Quién es? ¿Qué significa esto? —Su nombre es Dussan Tokayev, es un banquero que… —Sí, ya leí su expediente, ahora dime lo que no sé —interrumpí tajante al saber que me daría vueltas. —Hace un tiempo él y Vicky se conocieron, fue un encuentro de una noche y obvio ella le dio una identidad diferente, pero pasado una semana o algo así volvieron a encontrarse y desde entonces han tenido un romance. —¿Y por qué no me lo dijiste? ¿Sospechas algo de él? ¿Crees que sea un infiltrado de Ivanov? —Fue lo que creí y se lo dije a Vicky, así que ella me dijo que lo investigara —señaló el móvil con su información—¸ pero como ves el sujeto está limpio, su único “crimen”, por así decirlo, fue conocer a Vicky en un antro de mala muerte. —Aunque esto no ha quitado tus dudas hasta ahora —negó preocupada—. ¿Tienes una foto de él? Tal vez pueda tratarse de Luzhin o Ivanov, y como tú nunca los has visto… —Sí. Me costó bastante conseguirla —buscó en el móvil el retrato y me lo entregó—. ¿Es alguno de ellos? —No, y la foto de un pasaporte puede ser alterada fácilmente. —Lo sé, pero no tuve manera de conseguir otra y esa coincide con la de su identificación —me apoyé junto a ella en el tocador. Si bien mis dudas eran tan fijas como las suyas, fue imposible que en medio de ese silencio no repasara en mi mente lo que me dijo de Dussan y Vicky, lo peor vino cuando Nika me relató un poco más de su relación al pedirle que lo hiciera, descubriendo con ello que ese sujeto parecía estar demasiado cerca de ella, pero no solo en la cama, sino como si hubiese algo más, lo que incrementó mis nervios, los celos y el miedo de perder a Vicky por completo, puesto que, de ser una aventura más, Nika no me lo habría ocultado, igual no es la primera vez que escucharía de una andanza de Vicky con algún hombre. —¿Hay algo más que deba saber de ese sujeto? —No sé si sea relevante para ti, pero… —Dímelo —pedí a secas al quedarse callada. —Mientras seguías convaleciente en el hospital, Vicky llegó un día, tuvimos una discusión cuando le informé de la investigación que le hice a Dussan y ella dijo que no me molestara en buscarla porque se iría a trabajar mientras pasaba el tiempo con él, pero dudo que estuviera haciendo lo primero. De pronto todo me hizo sentido, las idas a Kazajistán, las joyas, el atuendo que portaba… Ese hombre la deslumbraba con una vida de lujos que, aunque ella bien podía dárselos, muy seguramente en medio de esto se la ganaba con sexo y a saber qué más, pero si Vicky se atrevió a enfrentarnos a Nika y a mí para defender a ese imbécil es porque él sí estaba llegando más profundo en ella, se estaba ganando su corazón… —Dime la verdad. ¿Lo quiere? —no sé de dónde saqué las fuerzas para hacer esa pregunta, pero dolió. —No lo sé, no me lo ha dicho. —¿Y qué te dice tu instinto? —C-Creo que… —suspiró con pesadez— C-Creo que sí… —me levanté con el cuerpo pesado y un ligero mareo que no evidencié—. Alek, te juro que le he seguido la pista tanto como he podido, pero sabes que ella es buena para escapar, aun así, Vicky se encuentra bien y quizás ese hombre sea un simple banquero del cual no debamos preocuparnos —levanté el rostro para no soltar el verdadero sentimiento que me ahogaba. —Es evidente que ni siquiera tú te crees esas palabras —solté profundamente decepcionado sin darle la cara—, pero por un instante haré de cuenta que tienes razón solo porque Vicky y yo hablamos hace unas horas. —¿A dónde vas? —preguntó preocupada al ver que me dirigía a la puerta. —Necesito estar solo. (…) Al no quedar convencido con nada de lo relatado por Nika (al menos en su vano intento por calmarme) y después de tomarme varias horas de meditación, finalmente decidí que era momento de solicitar una ayuda extra sin involucrar a Nicolay o a mi padre (pues sé que este último no dudaría en contactarse de inmediato con Nicolay y contarle lo ocurrido), así que recogí todas las fuerzas posibles y le marqué a Ragnar. —¡Qué dicha ver tu nombre en mi pantalla! —saludó feliz, sacándome una sonrisa. Si algo tiene la madre de Vicky es que ella, al igual que su padre, han depositado una gran confianza en mí y el día que él me informó sus planes, Ragnar habló conmigo para decirme que contaba con todo su apoyo, y ahora la necesitaba. —Disculpa si interrumpí algo importante, puedo llamar después si lo desea. —Descuida, solo cenaba con mis hermanos, pero sabes que es un placer para mí escucharte —exhalé con pesadez—. Y por lo visto llevas una pesada carga. —Más de la que imagina. —La imagino bien, considerando que te atreviste a llamarme a espaldas de Nico. ¿Qué ocurre? —Necesito su ayuda para investigar a alguien. Técnicamente Nika ya lo hizo y no salió ningún resultado que deba alertarnos… —Pero no están convencidos de esto —afirmó, no preguntó, a lo di un sonido afirmativo—. ¿Y qué opina Vicky? —Ella no tiene dudas de que es un civil. —¿Y qué te hace pensar que no lo es? —quería contarle, pero no me atreví a responderle. —Sé que no tengo derecho a pedirle algo así y menos porque ya hicimos la respectiva investigación, pero me quedaría más tranquilo si usted revisa el expediente. —Te comprendo, Aleksei, pero me temo que negaré tu pedido. —¿Por qué? —cuestioné sorprendido. —Porque ahora, aun cuando mi hija no lo sepa, tú y ella están a cargo de la organización y deben demostrar que son dignos de ese puesto, por lo que esta petición no es válida para mí. —Comprendo —contesté resignado, pues no me atrevería jamás a reclamarle a la única emperatriz de la mafia rusa—. Igual le agradezco por contestar mi llamada. Hasta pronto. —Aleksei —llamó antes de colgarle—, dije que esta petición no es válida por las razones que me diste, pero si encuentras una sola pista que te haga dudar por completo, entonces avísame y te daré lo que me pides —con eso sentí que un poco de esperanza había sido devuelta en mi vida. —Muchas gracias, no sabe lo que significa para mí y más porque sé que puedo contar con usted. —No veo por qué dejarías de hacerlo, es solo que deben aprender en qué momento recurrir a sus mayores y en qué momento solucionar los dilemas por su cuenta. Recuerda que son el presente y quienes entrenarán a los futuros herederos de esa región. —Sé que Vicky lo hará excelente, pero dudo que me encuentre para ese entonces. —Ya lo veremos… —un halo de misterio se marcó en su voz. —Si no es molestia, quisiera pedirle algo más. —Te escucho. —No le diga nada a Nicolay para no preocuparlo del asunto, como bien dijo: si encuentro algo, me pondré en contacto con usted y sé que me dará el mejor consejo llegado el momento. —Esa petición sí la puedo realizar —eso siempre me encantó de Ragnar, bien sea que acepte o se niegue a un pedido, siempre hay una razón que tendrá sentido más adelante y por eso en el pasado aprendí a no cuestionar sus decisiones—. Cuídate mucho, Alek, y no olvides tus medicamentos si quieres recuperarte por completo, así como también necesitas descansar. —Gracias, lo tendré en cuenta. Quizás no obtuve lo que quería con esta llamada, pero no todo estaba perdido para mí y fue gracias a esa pequeña esperanza que ella me devolvió, que reenfoqué mi cabeza para dedicarme de nuevo al trabajo con la seriedad y compromiso que me caracteriza, solo que esta vez anexaría otro punto a mi labor.
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