Si fuera otra las circunstancias de nuestra relación, estoy segura que me habría pegado a su boca como si no hubiera un mañana y hasta hubiéramos subido el tono con nuestras caricias. Pero no es esto lo que quiero, no voy a dejarme besar por un hombre mentiroso, infiel y ególatra. —Cassandra… te juro que soy fiel — susurra entre besos. Todas mis alarmas se encienden apenas Liam comienza a bajar sus manos desde mi cintura hasta mi culo. Me separo rápidamente los pocos centímetros que él me permite alejarme y en sus labios entreabiertos se dibuja una sensual sonrisa que me encantaría borrarle de un puñetazo. Hijo de puta. —A otro perro con ese hueso, Sanford. —¿Estás celosa, Cass? —Já, ¡ya quisieras! — escupo con frialdad, pero él no borra esa maldita sonrisa socarrona de su estúpi