IV. No puede ser.

992 Palabras
Creo que tendré un ataque de pánico, saludamos a muchos empresarios, sus esposas y sus hijos/as. Algunas me matan con su mirada y otras me sonríen dulcemente. Por parte de los chicos, me miran... como que su mirada me pudiera desnudar. Como respuesta Arthur me toma de mi cintura, en un tono posesivo. —Preciosa, ya es hora de que conozcas a mi padre. Aquel chico me guía, siento como mis piernas comienzan a temblar y mis manos se ponen heladas por los nervios; caminamos hasta una de las habitaciones, mejor dicho, la suite presidencial. Arthur toca la puerta y una gruesa y casposa voz habla dentro del cuarto. —¿Quién es? —Papá, soy yo... Arthur. Unos segundos después, la puerta se abre y me encuentro al mismísimo Richard O'Donel en persona, frente a mí. Sus arrugas, su cabello canoso y sus ojos azules se ven igual que en la T.V, me miran sonriente. Pasamos dentro de la habitación, parece una aparta estudio. —Bueno muchachos, sé que su "relación" no es real —nos dice el señor O'Donel, sentándose en el sillón de cuero. —, Desde que salió la noticia de su noviazgo nuestros haters hay bajado significativamente... ¿Saben por qué? Arthur y yo, negamos. —Porque, desde que comenzamos con la empresa "O'Donel Enterprise", siempre hemos tenido matrimonios arreglados, con chicas millonarias... de familias poderosas. Y lo de su noviazgo cambia las cosas. —continúo diciendo. —¿Cuál es el punto de este encuentro padre? —pregunta Arthur confundido. —Quiero que vuelvan real su relación. Para que dentro de seis meses se casen. ¿QUÉ? Siento como el aire abandona mis pulmones rápidamente por la impresión, ¿tener una relación con Arthur por el bien de la empresa de los O'Donel? —¿Y qué pasa si nos reusamos? —vuelve a preguntar Arthur, mientras yo no sé qué decir. —Tendré que casarlos a la fuerza..., Mire señorita Weer, no le gustaría que su madre no tuviera que ir a trabajar además conozco al dueño de la empresa donde trabaja... o que comenzara a comprar ropa nueva, ya que toda su paga del mes va para el banco. La vida de su madre seria "perfecta", si usted acepta casarse a las buenas con hijo; su vida será llena de felicidad. Además de que me tendrán que dar un nietecito. Mire indignada al señor Richard. —No me miren así, ya me estoy volviendo viejo... Entonces, ¿aceptas o no? Arthur y yo, nos miramos fijamente. —¿Qué pasaría si no aceptara? —quiso saber Arthur. —Se cancelarían todas tus tarjetas de crédito, te tendrías que mudar de nuestra casa. Como era obvio decidimos aceptar. No solo había amenazado a Arthur, sino también a mi... Simplemente me dijo que conocía al jefe de mi madre y podría hacer que la echara del trabajo. Gracias al trabajo de mi madre podemos pagarle al banco el préstamo de la universidad. Y mi madre había durado muchísimo tiempo sin trabajo, así que era mucho mejor que nuestras vidas siguieran "igual". —No te voy a negar que salgas con otros chicos, podemos hacerlo a escondida... —musito Arthur caminando de un lado a otro de una de las habitaciones del hotel. —Pues no me parece. —espete—, Las cosas se hacen bien o no se hacen... —¿A qué te refieres? —Pues salgamos, no creo que por mucho tiempo nos podamos divorciar... así que hagámoslo bien. —¿Cuál es tu definición de "bien"? —quiso saber Arthur. —Salgamos. No estaba 100% segura de esta decisión, pero esta era la única opción. A no sé qué quisiera que en algún momento los medios de comunicación me tacharan como "la engañada". —¿Ugh? —exclamo Arthur. —, ¿Estás segura de eso? —Es lo mejor, tendríamos que estar casados hasta quien sabe cuándo. —me encogí de hombros y me dejé caer sobre la pared. —¿Y podemos coger y todo eso? —¿Solo piensas en eso?, ¿verdad? —lo mire fijamente, intente mantener una postura fuerte. Pero la lujuria comenzó a invadir mi cuerpo —, Puede ser que sí. A quien le iba a mentir, tarde o temprano él y yo terminaríamos cogiendo como locos. —¡Excelente! —celebro Arthur— Pues, tenemos un trato. Extendí mi mano para "cerrar el trato", pero como respuesta de Arthur me tomo de la cintura para darme un fugoz beso en los labios. Una extraña razón no se me hizo extraño esa muestra que me había dado Arthur, De hecho ya me estaba acostumbrando a esto. —pues sí tienes razón intentémoslo. Sonreí para mis adentros puede que esta loca idea que se formó en mi cabeza se pudiera hacer realidad, pero no me va a dar por vencida así de fácil, pero de igual manera quién lo diría yo con uno de los O'Donel, mejor dicho con el que peor me caía ahora le estaba proponiendo que saliéramos para después dar el siguiente paso casi que obligados de casarnos. Y de eso solo se trató la reunión con Richard para continuación Arthur me llevo a mi casa mientras hablamos sobre "nuestra primera cita", como buen rico y un multimillonario que era quería algo en grande, pero por mi parte quería algo más sencillo como ir al cine ir a un restaurante promedio, pero no él insistía en llevarme a lugares caros y comprarme cosas caras. ¿Me debería acostumbrar a este tipo de cosas? Creo que no porque dejaría de ser Hally la chica que nunca necesitó de un rico para ser feliz, a pasar a ser Hally la dependiente el dinero. Y era algo que no quería en mi vida sabía que mi boda con uno de los O'Donel, me traería hizo muchísimo dinero, pero no se sabe a ciencia cierta nuestro futuro. Hoy tenemos mañana quién sabe, así que lo mejor era disfrutar de lo que tenía en ese instante y no pensar en el mañana ni en el ayer. Cuando llegamos a mi casa Arthur me pesó lo cual me dejó un poco fuera desde mi techo creí tocar las nubes a pesar de que no era la primera vez que me besa, pero simplemente el hecho de que fuese él lo hacía diferente, pero al igual debería no acostumbrarme a todo esto y seguir recortando que al igual que seguía siendo mujeriego en el fondo y nadie cambió por qué le dicen sino porque quiere.
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