Cuando me preparo para salir de clase, guardo mi cuaderno y mis lapiceros cuando escucho la voz de la profesora.
—Señorita Hally Weer, el decano la busca en la dirección.
Asiento confundida, ¿ahora que querrá ese viejo?
Mínimo debe ser con algún interés... claro ahora soy "Hally la que sale con un O'Done", salgo del salón y me dirijo a la dirección donde estaba Bárbara con la mirada fija sobre la computadora. Ya era una señora mayor, le ponía unos 45 años, de cabello rubio, ojos verdes y con un poco de sobre peso.
—Baarr. —la saludo entusiasmada.
—Pero miren, ¿esta no es la ingrata que ahora sale en la tv?
Comienzo a reírme, hasta que Bar, me dice que el decano me espera y que puedo entrar; cuando estoy dentro de la oficina me encuentro al decano sonriéndome de una forma que has puede resultar psicópata.
—Señorita Weer, que bueno tenerla aquí. Siéntese por favor.
Asiento confundida.
Vaya al grano, viejo interesado.
—Gracias...
—He visto que sales con uno de los O'Donel... ¿es verdad eso?
—Lo siento señor Maxwell, pero creo que eso no es de su incumbencia.
—Oh...sí. —el señor maxwell se recuesta contra su silla de cuero y cruza sus manos—, Tiene razón, le ofrezco mis más sinceras disculpas. Me gustaría saber si el señor O'Donel le gustaría ser socio de nuestra prestigiosa universidad.
—Ni idea. —murmuro indiferente.
—¿Le podría comentar eso? Estaría eternamente agradecido con usted.
—Ok, ¿me puedo retirar?
Quiero decir, que esta vida de "famosa" ya me está haciendo enojar.
* * *
Cuando llego a casa, intentando pasar de forma incógnita. Saco mi celular de mi bolso y veo un mensaje de un número desconocido.
Desconocido: Hola Hermosa
Yo: ¿Hola?
Yo:¿Quién eres?
Desconocido: Soy Arthur
Yo: Ah, ok
Yo: ¿Y como conseguiste mi número de celular?
Arthur: Tengo mis contactos
Yo: ¿Dime que necesitas?
Arthur: Lo que pasa es que mi padre se enteró de toda esta locura...
Arthur: Y quiere conocerte
Yo: ¿Pero por qué?
Arthur: Ni idea, Pasaré por ti a las 6:30 p.m. Y no te preocupes por la ropa todo esta arreglado.
Yo: Está bien
¿Iba a conocer al Richard O'Donel? El gran empresario... ¿Pero por qué?
¿Creería que Arthur y yo somos novios?, pero en ese caso Arthur debió decirle la verdad. Y es en este momento donde comienzo a entrar en pánico. Me siento en el sofá todavía en shock. ¡Maldito Arthur O'Donel, ¿Por qué me tienes que hacer sufrir! Minyi, al verme sufriendo se acuesta a mi lado y se roza contra mí dejando su olor. Sí, fue triste para mi saber que lo hace para dejar su olor y no para pedir que la acaricie. Aunque para mí siempre será señal de que la acaricie. Mi hermosa Minyi es una gatita Mau egipcio, su pelaje es de color blanco y gris, con líneas negras que la hacían ver como un tigrillo. Según yo.
Acaricio a Minyi, hasta que vuelvo a ver la hora: 6:00 p. m.
Me levanto de golpe del sofá, y por suerte Minyi estaba a mi lado, por que o si no hubiese salido volando, me doy una ducha rápida y me pongo un simple vestido suelto de color verde, me pongo unas sandalias y me peino con el cepillo para desenredarme los grandes nudos que tengo en el cabello.
Mi cuerpo se paraliza cuando escucho el tono de llamada de mi celular, me acerco casi corriendo y contesto.
—¿Hola?
—Hola preciosa, estoy fuera de tu casa. ¿Estás lista?
—Sí, ya salgo.
Sin más preámbulos cuelgo la llamada, y salgo de la casa con un pequeño bolso de manos que tenía mi celular, mis llaves y un simple labial.
Cuando salgo, veo el irreconocible convertible de Arthur, y sin dudarlo subo en el auto.
—Hola, Arthur.
—Hola, preciosa.
El auto comienza su marcha, y yo estoy hecha un manojo de nervios. Antes de que se me olvidara llame a mi madre para avisarle..., pero no le di mucha información. Poco tiempo después veo como Arthur parquea en un centro de belleza, no cualquiera... el mejor de todos donde miles de artistas iban a prepararse para sus premiaciones o simplemente videos musicales o conciertos.
Me bajo del auto, y siento como mis piernas tiemblan de los nervios.
—Oye, oye. Tranquila todo saldrá bien. —murmura Arthur mientras tomo suavemente mi mejilla.
Oh no, Arthur. No hagas eso, me confundes.
Arthur toma mi mano, y es algo que me paraliza, me guía a dentro del local donde unas chicas: una de cabello verde, gafas grandes yo el uniforme blanco y n***o del trabajo y la otra con su hermoso cabello castaño claro y su pequeño tamaño nos reciben con una gran sonrisa.
—Buenas noches, y bienvenidos a Queens Beauty.
—Gracias.
Las chicas, me toman de las manos y me guían a un gran vestier, y en vez de preguntar mi talla... piden que me quite la ropa y toman mis medidas para que sea exacto y comienzan a traer vestidos. Unos largos, otros cortos... Sexis, recatados. Hasta que terminamos con un vestido de color palma de rosa hasta las rodillas con encaje de color dorado, unos tacones de color café y por último una cartera Gucci de color n***o y tiras blancas. Me miro frente al espejo, me siento un poco rara e incómoda ahora mismo.
Las chicas me indican otra sala donde esta Larry, el estilista y Melanie la maquillista.
Me hacen ondas en el pelo, y me maquillan de tonos nudes.
—¡O-M-G! ¡Queridita, te ves preciosa! —me dice Larry emocionado.
Me levanto de la silla, y al salir de la habitación me encuentro con Arthur, y noto que no soy la única que ha cambiado su vestimenta. Ahora tiene un smoking n***o y se ve guapísimo...
Arthur me mira fijamente y comienza a mirarme de arriba abajo mientras se mordía el labio inferior.
—Te ves hermosa.
—Gracias, igual tú... O sea, te ves hermoso.
Arthur sonríe, extiende su mano medio doblada para que lo coja de gancho y salimos del lugar después de que Arthur pagara con su American Express negra.
Volvemos al auto, y mis nervios incrementa.
¿Qué querrá Richard?