Capítulo 10/ Misión, cómplice.

1601 Palabras
Nos estábamos volviendo buenos amigos, podía sentir como abría su corazón a mí, no necesitaba escudriñar en sus r************* o su teléfono celular para saber que no estaba viendo a nadie, Jared estaba enfocado en su madre, en él y un poco en mí. Convencer a su madre había sido difícil tanto para él como para ella, pero entendió que su hijo la amaba y quería lo mejor para ella. — Mañana iré a ver a mi madre... Me sorprende a la actitud que ha tenido, es una persona distinta. — dijo Jared con un deje de esperanza en su voz. Sonreí mientras que lo veía comerse su helado de vainilla. — No sabes cuánto me alegro, es justo, han pasado dos meses. Tú también has mejorado. — él me sonrió, feliz. Asintió y miro al cielo. Sentados en la acera, cada uno con su helado favorito, solo disfrutando de la compañía, nos habíamos acercado más. — Es todo gracias a ti y a tu mamá... — me miró con una sonrisa de agradecimiento en el rostro. — Nada de eso de debe a nosotras, simplemente hemos ayudado con las herramientas, ustedes han hecho el trabajo. — él asintió nuevamente con gesto serio. — Cuando apareciste en mi vida, nunca pensé que llegaramos a ser amigos de verdad. — paso su brazo libre por encima de mis hombros y me abrazó, tomándome totalmente por sorpresa, logré disimular mi sorpresa y sustituir el gesto por una sonrisa. — ¡Gracias, Ali! — beso mi cabeza dejándome pasmada ahí mismo. Lo mire sorprendida. — oh, perdona, no quiero hacerlo incomodo... Es solo que estoy tan feliz. Mi vida ha mejorado mucho, en casa ya no hay alcohol, mi hermana viene regularmente y está feliz por nosotros, y si todo sale bien mamá podrá pasar los fines de semana en casa. — lo mire hipnotizada por su sonrisa de felicidad. — De verdad me alegro por ti, Jared. — puse mi cabeza en su hombro. Nos mantuvimos en un silencio cómodo por un rato, hasta que vislumbre la silueta de mi amiga a lo lejos, levanté la cabeza sorprendida. — ¿Ves lo que yo estoy viendo? — le pregunté a Jared dubitativa. — Oh, sí. Una muy feliz Chloe se avecina. — solté una carcajada. — ¡Hola chicos! — grito ella, eufórica. — ¡Pronto estaremos de vacaciones! — grito nuevamente, puse mi mano en su boca como solía hacer cuando ella no paraba de gritar o decir incoherencias. — Por favor Chloe, estamos preocupados por ti. — Jared asintió cómplice. — Jared y yo hemos estado hablando, creemos que no respiras lo suficiente. — ella levantó una ceja sorprendida, aún con mi mano en su boca su mirada iba de mi a Jared. — quitaré mi mano, a la cuenta de tres... Pero tú vas a prometer que vas a respirar. — ella asintió confundida. — Jared, por favor, has el honor. — le pedí. Asintió divertido. — Uno, dos... Y, tres. — quite mi mano de la boca de mi amiga y ella respiro profundamente para luego mirarnos a ambos. — ¡Chicos! — grito nuevamente. Le hice un gesto con la mano para indicarle que hablará más bajo. Ella entendió y asintió sonriente. — lo siento. Es que tienen razón, a veces la alegría no me deja respirar... — voltee la vista al cielo. — ¡Pero gracias a ustedes por preocuparse por mí! — nos acogió a ambos en sus brazos. Chloe tenía grandes pechos así que sus senos se aplastaban prácticamente en mi cara, para su suerte o mala suerte Jared era más alto que ambas así que su torso estaba prisionero en los brazos de mi amiga y rozaba mi mejilla. — Chloe, ahora soy yo la que no respira. — dije tratando de quitar mi rostro de sus pechos. Ella se retiró sonriente. — Ay lo siento. A veces me dejo llevar. — miró nuestras manos en el aire, con nuestros helados a medias, derretidos. — ¡Yo también quiero un helado! — nos dejó a solas adentrándose en la heladería. Jared y yo nos miramos y estallamos en una carcajada, cómplice. — Lo siento mucho. — me disculpé con él. — ¿Por qué? No es tu culpa que Chloe tenga una personalidad tan... ¿Espontánea? ¿Extrovertida? — asentí divertida. — Oh sí, mucho. Pero a decir verdad desde que está en mi vida me ha ayudado mucho, le da un toque divertido a todo... — Jared asintió. — Como lo podría negar, todos se dan cuenta y se sorprenden. Chloe ha hecho que cambien de parecer con respecto a ti. — lo mire con un gesto de sorpresa en el rostro. En ese momento escuchamos gritos y quejidos, rápidamente nos dirigimos a la heladería para ver qué sucedía, Chloe hacía un berrinche. — ¡No puede decirme que no tiene helado de frutos rojos! — chillo. El pobre hombre que atendía la heladería la miraba con un gesto de evidente preocupación. — Creo que deberíamos salvar a ese pobre hombre. — dije, Jared me miró y asintió en acuerdo. Ambos nos dirigimos hacia donde se encontraba nuestra amiga y cada uno la agarró de un brazo. — Chloe, el pobre hombre no tiene la culpa, vamos a buscar ese helado en otro lugar. — la miré con gesto serio. — Oh, ah, si. Lo siento mucho señor. — le dijo al pobre hombre quien sólo pudo regálale una sonrisa incomoda como respuesta. Me miró con un puchero en los labios. — vamos Ali, y tú Jared, a buscar mi helado. No poder comer mi helado me deprime. — nos miró a los dos. — Ay no, ustedes ya se comieron los suyos. — sonreímos. — Claro que sí, Chloe, sino se iban a derretir. — respondió Jared, divertido. Chloe simplemente se dirigió a él con gesto triste. No era común en ella actuar de esa forma así que asumí rápidamente que algo quería. — ¡Jared! ¿Podrías ir a buscarme un helado de frutos rojos, por favor? — le pregunto. La miré achicando los ojos, ya decía yo que su comportamiento era sospechoso. — Yo, eh si claro, con gusto. Esperen aquí. — Chloe le regaló una enorme sonrisa satisfecha con su respuesta. Jared se fue aún dudoso, le di a Chloe una mirada acusadora, ella soltó una risita. — ¡Dime qué no imitó perfectamente a Vicky? — suspiré rendida. — Eres un caso perdido Chloe. — dije con gesto cansado. — Mira Jared se va a demorar... Por eso lo mandé por un helado de frutos rojos, no se consiguen por aquí cerca... — levanté una ceja, esperaba que continuará. — ¿Vas a decirme ya que es lo que te pasa? — ella asintió sonriente. — ¡Agárrate porque no me lo vas a creer! — levanté ambas cejas expectante, esperando que continuará. — bien, tú dijiste que no meterías más tus narices en los asuntos de Jared, así que ya que tú no lo harás, lo haré yo, decidí que sería tu aliada en está misión. — la miré anonadada. — No me digas que hiciste lo que creo que hiciste. — ella asintió orgullosa. — No, Chloe, prometí no v****r más su privacidad. — ella levantó una ceja, insistente, hacia mí. — Bien, si no quieres saber... — hizo un ademán de irse, dude. Era claro que quería saber y ella se aprovechaba de mi curiosidad. La miré indecisa. Ella me sonrió. — ¿Acaso cambiaste de opinión, Ali? — suspiré rendida. — Vale, dime... ¿Qué es eso tan importante? — ella sonrió y movió las manos dramáticamente. — Bueno, Jared no ha estado saliendo con ninguna chica desde hace meses. Si nos ponemos a ver, desde que ustedes se conocieron. — volteé la vista al cielo. — Eso no quiere decir nada, Chloe. — le dije exasperada. Chloe puso su dedo índice en mi boca para pedirme que me callara. — Shhh, deja que continúe. Bien, no está saliendo con nadie, sin embargo le dijo a uno de sus amigos que estaba conociendo a alguien. ¿Te das cuenta? — la miré sorprendida. — Conociendo... — dije con la mirada perdida por donde justo antes Jared se había ido a buscar el dichoso helado de frutos rojos. — ¿Entonces no está saliendo con nadie porque me está conociendo a mi? — le pregunté a mi amiga con un atisbo de esperanza. — Espera, eso no fue lo único, no solo dijo eso... Dijo que esa persona lo motivaba a ser alguien mejor cada día y que gracias a ella lo estaba logrando. — se encogió de hombros al mismo tiempo que hacía ademán con sus manos, como diciendo: “Lo puedes deducir por ti misma” — Ay Chloe, eso es maravilloso. — dije feliz. Sonreí eufórica y abrace a Chloe, en ese momento escuché que alguien carraspeaba justo detrás de nosotras. — Mmm no me digan que ya encontraron el helado de frutos rojos, porque me duelen los pies, no puedo creer que no lo vendan por aquí. — Chloe se soltó de mi abrazo y fue directamente a quitarle a Jared el helado. Jared la miró divertido. — Vaya, si que querías ese helado. — sonreí viendo cómo se divertía por la emoción de mi amiga. Pasamos la tarde los tres juntos, yo no me cambiaba por nadie, Jared hablaba de mi con sus amigos y eso ya era más que suficiente, solo debía lograr que confiara más en mí.
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