Un bebé tan pequeño y frágil, Silvana lo tocó con mucho cuidado, su panza se veía enorme, no entendía cómo podía ser tan pequeño. La señora Irene salió a dar el aviso – alteza, es un niño. Jonás se levantó y miró a Gideon – sígueme – lo dijo de paso. Sobre la cama, Silvana no tenía otro pensamiento más que el bebé en sus brazos, tenía miedo de tocarlo y no quería que algo lo perturbara. Gideon miró de reojo las mantas cubiertas de sangre, después a Silvana y por último al pequeño. – Es tan hermoso – chilló la señora Stephen – alteza, ¿ya pensó en algún nombre? – Aún no. Muchas personas le dijeron que sería un niño, basándose en la forma de su panza, otras le dijeron que era una niña, por la forma de su ombligo, y como no tenía el género asegurado, no pensó en nombres. – Alteza – di