Fue una decisión que Silvana no pudo ignorar. “No quiero esto” Desde el fondo de su corazón, Jonás odiaba a la familia imperial, odiaba el palacio y odiaba ser el príncipe heredero, cada día desde pequeño las decisiones a su alrededor dependieron de sus padres, nada fue suyo, las cosas a las que quería aferrarse eran destruidas porque eso era su familia, una fuerza destructora. Sir Ronald fue quien colocó la mesa, Denis le ayudó a llevar los platillos teniendo extremo cuidado, los mariscos estaban al frente, cerca de la emperatriz y el platillo especial preparado por un cocinero del condado Stephen, estaba justo frente a Jonás. Arriba, Gideon esperó. Los gritos de la emperatriz fueron desgarradores, poco después hubo un golpe seco, sir Ronald no resistió, bajó los escalones de prisa,