El ambiente en el juzgado se volvió frío. Las personas escucharon correctamente, Silvana Santes, esposa del príncipe heredero acusó a la emperatriz Felicia Gaucher por el asesinato de su padre. Felicia tragó saliva, sus labios se movieron enviando un mensaje que decía – ¿qué estás haciendo? El juez Kenna se levantó – necesitamos revisarlo. Durante varios minutos los murmullos se volvieron muy altos, el juez Kenna miró los documentos – de acuerdo a este testimonio, hace seis años la emperatriz Felicia fue a la mansión ducal del territorio Santes, entrevistó al duque y ordenó su ejecución, ¿es correcto? Silvana se levantó, tenía lágrimas en los ojos y su cuerpo se había vuelto más pesado, tenía ocho meses de embarazo – es verdad, señoría – respiró profundamente – la emperatriz dijo que