El tiempo dentro del carruaje pasó muy lentamente, Silvana supo que debía decir algo, explicarse y preferentemente, cubrirse – di un paseo en el carruaje – dijo y miró a Jonás con los brazos cruzados y sin responder – quería estar sola para pensar en todo lo que pasó. Jonás la miró fijamente – y no podías hacer lo mismo en el palacio. – Sí vas a acusarme de algo, hazlo – lo retó – no, no podía pensar en ese lugar, ni siquiera podía respirar, y sé que tú tampoco, lo que la emperatriz hizo tiene que terminar, las personas no son piezas de ajedrez, no las colocas en el tablero ni las retiras moviendo tu mano, ellos son seres humanos, con personas que los aman, sí vas a cambiar de opinión dímelo de una vez, porque yo no lo haré. Tuvo un momento de debilidad después de la muerte de Flora, pe