– El juramento de caballero – repitió Gideon. Los nobles tenían el poder para ascender a los soldados y convertirlos en caballeros, durante la ceremonia ellos juraban lealtad y se volvían propiedad de los nobles que los patrocinaron, en su nombre peleaban, retrocedían o morían. La relación entre un caballero y su patrocinador solo terminaba con una de tres situaciones, el deshonor, que provocaba el despido del caballero y dependiendo la situación, la pérdida de su título, la liberación que ocurría cuando el caballero era muy viejo o quería mudarse con su familia y se decidía que había cumplido su misión, y la tercera causa, ocurría con la muerte del patrocinador. Los caballeros no eran esclavos, tampoco posesiones, no se heredaban junto con los bienes en un testamento ni se intercambiab