La última vela fue apagada, con el cielo oscuro por la lluvia la mayor parte de la habitación quedó sumida en la oscuridad, solo había una luz entrando por la ventana y era tenue – dejaré las cortinas abiertas – dijo Gideon – no quiero tropezar con los muebles. Silvana se mantuvo en las sombras – lo entiendo. – Tiene que secarse o enfermará – agregó Gideon insistiendo en que ella usara la toalla. Silvana tragó saliva – no me quedaré mucho tiempo – acomodó su cabello, se sentía muy frío sobre su piel – en su carta escribió que Laura Batista estaba bajo custodia en el juzgado, descubrí la razón, está embarazada. No hizo falta decir más, Gideon lo comprendió muy rápidamente – va a ser complicado. – Quiero que envíe a algunos de sus hombres para que la saquen del juzgado y la lleven a un