Casilla débil (2)

1965 Palabras

Laura Batista no podía quejarse, las prisiones eran lugares oscuros, húmedos y lúgubres, muy diferentes a la habitación que ella tenía, con una cama suave, un sillón alargado y el baño al final de un corredor con ventanas tan altas, que no podía treparlas para dejarse caer. Con lágrimas en los ojos decidió que no podía quejarse. El sonido de la puerta abriéndose la sorprendió y se levantó de prisa del sillón en dónde antes estaba recostada, la persona que entró fue una mujer a la que no esperaba, la condesa Ramses, madre de Adrián y anfitriona de muchas de las fiestas a las que acudió en los últimos dos años desde su llegada al imperio – condesa. Ella movió la mano indicándole que bajara la voz y se quitó una cinta negra del vestido para bloquear la puerta, después fue hasta el sillón y

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