Marcia era una buena arquera, aunque prefería las dagas y los enfrentamientos a corta distancia en los que podía ver a su presa directamente a los ojos, también entendía que a veces, lo más recomendable era guardar distancia y debilitar a tu enemigo. El último guardia que protegía al emperador la miró, después siguió la dirección en la que se había ido el emperador y tuvo un mal presentimiento, quiso seguirlo, pero darle la espalda a una arquera era igual a morir, sin otra opción, corrió hacia Marcia. El emperador continúo cabalgando muy de prisa y tirando de las riendas del segundo caballo, ahora que era una persona no necesitaba tanta comida, lo más urgente era rescatar la bolsa de oro y con eso podría llegar a su destino, se detuvo un momento, miró hacia atrás y buscó entre las bolsas