Torre blanca (7)

1958 Palabras

En una tarde veraniega el carruaje de la emperatriz se desvió debido a los daños en la carretera por deslaves y se detuvieron frente a un monasterio. Fue su primer encuentro desde aquella noche en que Silvana vio morir a su padre y no quiso levantar la mirada, la señora Stephen la llevó a una habitación privada a la que solo se podía acceder por un pasillo oculto. Silvana bajó las rodillas – alteza – y mantuvo la mirada baja, porque no quería verla. – Tu rostro luce bien – dijo la emperatriz – Fátima me contó lo sucedido, lo lamento tanto. El regalo de la emperatriz fue una crema muy costosa y después de un par de aplicaciones, la piel sensible de Silvana se puso roja y se llenó de ronchas – estoy muy agradecida por sus buenas intenciones y lamento mucho no haber podido apreciarlas com

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