El tiempo se medía de formas extrañas, a veces transcurría muy de prisa y en otras ocasiones tan lentamente, que se podían contar los segundos en las gotas de lluvia que se deslizaban por las ventanas.
Esa noche Silvana volvió a la mansión cerca de la madrugada, Elsa no hizo preguntas, fue gracioso que sospechara de ella días atrás y esa noche la pasara por alto, Jonás estaba demasiado ocupado y a la mañana siguiente, tras el bostezo de Silvana, no reaccionó.
Fue un alivio, pero también, un poco decepcionante, nada en su entorno cambió, excepto la sortija que usaba cuando nadie la veía.
El desfile fue un éxito, un pequeño logro para Silvana después del desastre de su primer banquete, los arreglos florales cubrieron la ciudad y miles de personas despidieron al emperador y los soldados qu
