Verium tenía diez casas el día en que formé parte de su mundo y el rumor que estaba en boca de todos era el divorcio de Celestial y Tierra, no eran cosas que a alguien como yo pudieran interesarle – de casualidad, ¿la flota del general Daemonium logró atravesar el océano? – Lo hizo – respondió la sumina que me acompañó a mi nuevo hogar, una cueva con un gran estanque dentro del palacio de las flores. – Y sabes… – ¿Necesitas otra cosa?, tengo prisa, a Manantial no le gusta que me vaya por mucho tiempo. – No, gracias. Verium discriminaba a los mortales ascendidos, fue lo primero que aprendí, no nos veían como verdaderos dioses, nos consideraban producto de la lástima de algún dios y nos miraban de reojo. Jamás tomé partido en las decisiones de Verium, no fui invitada a sus juicios, dis