Cuando el rey de una casa no deseaba visitas, melros cerraba sus puertas y uno tras otro, los dioses fueron empujados lejos de la plataforma para regresar a sus respectivas casas.
Tiempo caminó por los pasillos de la ciudad de cristal.
– Idiotas pretenciosos – declaró Destino con desgana.
Grabador aún se sentía mareado y Escribana lo ayudaba a caminar – no pudimos decirles sobre el oráculo, ni el nuevo dios que fue engendrado – se lamentó.
– Lo arreglaremos nosotros – anunció Tiempo.
Tintineo*
Los cuatro voltearon la mirada hacia Runa, sobre el suelo cayó una copa dorada, antiguo símbolo de Celestial en tiempos de Hamara, estaba en lo alto de un montículo de objetos y resbaló hasta llegar al suelo – lo siento – se disculpó y se agachó para recogerla.
Tempestad volvió a la onceava ca
