Julieta se ve muy pequeña detrás de Lucrecia, de Linus y de Menfis, me cuesta trabajo verla como una adulta porque no estuve ahí cuando creció. – Yo iré – se adelanta Lucrecia – sí hace falta una mujer, yo seré la que vaya. – Imposible – anuncia Clarisa – ningún hombre quiere una esposa que no sea virgen, un dios mucho menos, sí ella es ofrecida el océano nos tragará a todos. Lucrecia la mira con odio – no te atrevas, maldita desgraciada. Delattre la detiene. Clarisa aún sostiene su vientre abultado y camina hacia mí – océano es mi tío, la cuidará y la tratará bien, el palacio bajo el agua es el lugar más seguro para ella. – Daemonium – es la voz del idiota de Syanova – ¿cuál es el motivo del retraso? – No hay retraso majestad, lo que está decidido, se hará. Lucrecia grita y su voz

