Ragnar
En el camino íbamos viendo la arquitectura medieval de la ciudad, era tan hermoso y estaba tan bien cuidado que se notaba el empeño de las personas por mantenerlo, sin embargo, mi cabeza también estaba bastante ida pensando en lo que ocurrirá esta noche y para desgracia mía mi pequeño se percató fácilmente de esto.
-¿Mutter?
Detallé sus exquisitos ojos que brillaban tanto como el cielo que nos acompañaba hoy en la ciudad, mas su mirada reflejaba la duda y preocupación, creo que lo mejor es decírselo ahora o en la noche será peor para él, porque considerando todo lo que hemos vivido y aprendido del otro, sé que será como si le arrancaran la vida de sus pequeñas manos y ese rostro no soportaría verlo.
-Cielo hay algo que debes saber y necesito que me escuches con mucha atención.
Me observa expectante, pero creo que mi dolor se reflejaba bien en mí pues él era como un espejo.
-¿Qué pasa?
-Cielo, esta noche deberás ir a casa con Iván y tu padre, regresarán a Sicilia y Max y yo iremos a otro lugar.
Intenté ser lo más suave posible, pero su corazón se fracturó en su rostro, sus lágrimas no se retuvieron un instante y solo negaba con su cabeza ante el hecho.
-Voy contigo –murmuró en una voz tan quebrada que sentía aniquilaba mi alma y corazón con ella.
-No puedes, hasta aquí llegó esta aventura y no podemos continuar juntos.
-No, no.
Se aferró a mis prendas a tal punto que creí las rompería, sentí sus uñas enterrarse en mi piel y su rostro lo ocultó como queriendo refugiarse dentro de mi pecho.
-Amor escúchame.
-¡No! ¡No! ¡NO! –si tan solo él supiera que por dentro yo gritaba con la misma intensidad y dolor… -Iván por favor parquea donde puedas no quiero un accidente –él asiente y obedece la orden. Considerando el estado de David cualquier cosa podía pasar y prefería evitar lo peor. –David necesito que me escuches.
-¡NO!!! ¡NO TE IRÁS OTRA VEZ!
Sabía que esto se pondría peor entre sus gritos y por mucho que me doliera hacerlo, tenía que obligarlo a escucharme. Intenté primero separarlo suavemente de mí, él se aferró más alcanzando a lastimarme entre rasguños, así que ante esa fuerte negativa, lo tomé con fuerza apartándolo lo suficiente y antes de que retorne su posición, acuno mis manos en su rojizo y afligido rostro.
-David tienes que escucharme, el que nos separemos no significa que no me duela, no significa que no me importes ni tampoco que vaya a abandonarte.
-Dijiste que te quedarías conmigo, lo prometiste.
-Y me quedaré todo este día contigo cielo –niega cerrando sus ojos fuertemente.
-Lo prometiste –la maldita decepción tocó su corazón y arrancó el mío de un golpe.
-Mi pequeño cielo, siempre estaré para ti, pero ahora debo partir con Max a otro lugar.
-No serás mi mamá, no lo eres y por eso no te quedas.
Si yo creía que Oz podía arrancarme la vida con una palabra, mi hijo me demostró que podía igualarlo y hasta superarlo, porque esa frase dolió más que cualquier otra cosa en el mundo y mis lágrimas brotaron con mayor intensidad demostrando esto. Él abre sus ojos al escucharme calmando un instante su llanto, se veía afligido, es como si se diera cuenta de lo que había ocasionado en mí al decir esa frase.
-Nunca David, jamás vuelvas a decir eso –mandé a la mierda mi acuerdo, mandé a la mierda el mundo entero, ya no iba a permitir más esta ausencia en nuestras vidas. –No importa en dónde estemos ni cuánto tiempo pase porque siempre seré tu madre David y tú eres, fuiste y serás siempre mi hijo, mi cielo completo.
Nos abrazamos tan fuerte como podíamos dejando morir este dolor en el otro.
-Mi pequeño cielo, quiero que comprendas que te amo demasiado y no volveré a estar lejos de tu vida, pero ahora debemos separarnos.
-No te vayas, por favor no te vayas –suplicó.
-Debo hacerlo amor, porque, así como te prometí muchas cosas, a Max también le prometí algo y sabes que yo cumplo mi palabra, solo te pido que me des un tiempo.
-¿Cuánto?
-Dame hasta agosto máximo septiembre, nosotros llegaremos a Londres para vivir allá y así tú y yo estaremos más cerca, pero debo hacer otras cosas con él y luego buscar un lugar en dónde vivir.
-¿Londres está en Sicilia? –pregunta con una inocencia que me hace amarlo más.
-No cielo, Londres está en otro lugar, pero igual estaremos más cerca y podemos hablar con tu padre para que nos visiten, incluso Iván puede llevarte, así como yo también iré a Sicilia a verte.
-¿Y viviré contigo en Londres?
-Cuando vayas a visitarme vivirás conmigo y con Max, te alistaremos una habitación y también quiero que conozcas a un par de niñas muy especiales.
-¿Quiénes son?
Por cinco segundos me arrepentí al haberme dejado llevar, pero ya todo estaba hecho. Tomé aire profundamente y le dije la verdad.
-Ellas son mis hijas David, solo que su padre se llama Nicolay, así que técnicamente serían tus hermanas.
-Pero… ¿mi papá será el de ellas? ¿O me vas a cambiar… por ellas…?
-¿Qué? No, claro que no –maldición, este niño va a acabar conmigo antes de tiempo si sigue diciendo esas cosas y más con esa cara que pone. –Cielo, tu padre siempre será Alexandre y el padre de ellas siempre será Nicolay, pero yo soy y seguiré siendo la madre de ustedes tres.
-¿Siempre? –pregunta ilusionado y yo sonrío con una felicidad que solo llegué a soñar durante estos años.
-Siempre mi pequeño cielo, siempre, por eso quiero que las conozcas, yo sé que se llevarán bien, jugarán bastante y allá les prepararé una habitación para los tres.
-No, yo quiero dormir contigo.
-Entonces dormiremos los cuatro y dejaremos a los hombres fuera de la habitación.
-Pero yo soy hombre.
-Pero serás el único en mis brazos cuando estés con nosotras.
Limpié su rostro que ahora yacía sonriente alegrándome también y dejé un beso en su nariz y mejillas las cuales se sonrojaron enamorándome más de él. De pronto su semblante vuelve a tornarse un poco triste y pensativo, lo que me descoloca un poco.
-¿Qué ocurre cariño?
-Que ellas sí son tus hijas y yo no.
-Te acabo de decir que sí lo eres ¿por qué piensas eso?
-Porque yo no soy Wintar.
-Mi cielo –acuné mis manos en sus mejillas con amor. –Cuando estemos en Londres firmaré los papeles y serás legalmente David Alessandro D’Angelo Wintar, pero desde el día en que viniste a este mundo ya eras mi hijo y seguirás siendo un Wintar, solo te pido que no hagas más preguntas sobre ese tema ahora, cuando crezcas un poco más te lo explicaré mejor ¿sí? –mi pequeño asiente en silencio.
Él no está conforme con esto, pero sé que explicarle ahora todo lo relacionado a su nacimiento y el por qué lo dejé con Katherina puede ser demasiado para él, aun cuando sea muy inteligente lo llevará a hacer preguntas más complejas y todavía no está preparado para esa historia.
-Señorita Ragnar, sé que esto no es asunto mío y el señor Alexandre me explicó la situación, pero no tenemos que viajar esta noche específicamente.
David y yo nos quedamos mirando a Iván expectantes, o bueno, él, porque yo estaba que lo asesinaba ahí mismo.
-¿Ella puede quedarse? –pregunta mi pequeño anhelante.
-Puedes tener una noche más con ella David y mañana regresaremos a Sicilia, es todo lo que puedes obtener por ahora –Iván se gira un poco para mirarnos mejor obsequiándonos una gran esperanza. –pero míralo de esta manera, ahora ya sabes que ella es tu mamá y no Katherina y también que te quiere demasiado.
El semblante que David tenía demostró la calma que le producía las palabras de Iván. Con esto me comprueba nuevamente que el lazo entre ellos es demasiado grande, mi hijo confía plenamente en Iván y él se encargó de infundirle buenas enseñanzas y la protección necesaria, incluso lo ve como un gran amigo.
-¿Te quedarás conmigo esta noche? –solo un niño puede reflejar la ilusión más pura del mundo y él sabía cómo demostrarlo.
-Si cielo, me quedaré contigo esta noche.
-Ahora que está decidido, vamos con el señor Alexandre y el señor D’Porti, llamaron hace poco muy preocupados porque no llegábamos. Sabes David, tal vez puedas darle un regalo especial a tu mamá para que te recuerde todos los días, así como tú la recuerdas cuando tienes a Bosi.
Tras esas palabras, Iván arrancó nuevamente para llevarnos a un destino desconocido, pero mi hijo y yo éramos felices en este pequeño espacio que él me ayudó a reforzar, ahora estábamos fundidos en un aire de esperanza resguardada con la promesa de vernos nuevamente, pero más importante, ahora somos madre e hijo sin límites, ataduras o peros de ningún tipo.
Max
Cuando Alex y yo despertamos y leímos la carta que nos dejaron Rag y David, optamos por organizar una salida hoy en León, si sería nuestro último día juntos debíamos aprovecharlo al máximo creando tantos recuerdos como fuesen posibles.
Yo me encargué de buscar algunos lugares para visitar en lo que Alex hablaba con Iván para saber dónde estaban y coordinar la hora de la salida, por suerte ellos se desocuparon a medio día y acordamos encontrarnos en la Plaza Mayor de León para almorzar y caminar, considerando que era miércoles, el lugar estaba abierto al mercado, así que encontraríamos puestos de comida para disfrutar la gastronomía del lugar.
Llevábamos un buen tiempo de espera, así que Alex llamó a Iván para saber qué había ocurrido, pero no recibió respuesta sino unos minutos después por mensaje, cuando él le mencionó que se habían detenido porque Rag le estaba diciendo a David que esta noche nos iríamos y como era de esperarse, David se alteró bastante.
Me sentí tan mal al saber esto, ni siquiera me era difícil imaginar lo que ocurría con ellos, pero me sorprendió cuando Alex le envió un mensaje a Iván diciendo que mejor nos iríamos mañana, así ellos estarían juntos un poco más ya que la noche previa ella estuvo con nosotros.
-Alex, en verdad no es necesario separarnos, podemos continuar el viaje un poco más y…
-No Max, no quiero extenderle este dolor a mi hijo y tampoco creo soportarlo mucho tiempo, es mejor que nos separemos ahora y ya en Londres nos reencontraremos para lo demás.
Me encantaría hacer algo, pero sé que aun si llego a separarme de Rag, ella tendría que escoger entre alguna de las dos familias, Alex al igual que Nicolay estaban dispuestos a tenerla exclusivamente para ellos y la verdad es que yo también lo quería, no me importaba si ella estaba con alguien más sexualmente pues sabía me amaba demasiado, pero todo esto era muy complejo.
-Ya llegaron, al parecer no estaban muy lejos.
Los vi alejarse del auto, pero a pesar de la conversación tan dolorosa que habían tenido, mi noche y David se veían bien y estaban sonrientes. No sé qué le habrá dicho ella o si fue el mensaje de Alex, pero espero puedan estar igual de felices el resto del día.
Nos saludamos entre todos y comenzamos a recorrer el lugar que estaba lleno de puestos donde vendiendo frutas, verduras, flores, frutos secos, embutidos, en fin, se encuentra de todo a muy buenos precios, lo mejor es que eran traídos directamente por los agricultores y eso aseguraba la calidad y frescura del producto.
Me sorprendió un poco cuando Rag comenzó a comprar varias cosas, pero ella nos comentó que quería preparar una cena especial esta noche para todos, David no se hizo esperar y dijo que le ayudaría a hacerlo. A veces pienso que si Rag quisiera aniquilar medio mundo, él se encargaría de aniquilar la otra parte si eso la hace feliz, lo que genera una duda y es saber hasta dónde es capaz de llegar David por ella.
Alex, Iván y yo nos mantuvimos al margen para dejarlos ser felices, en ocasiones nos acercábamos o ellos nos incluían, pero nuestro objetivo principal era que pudieran divertirse, lo que definitivamente estaba ocurriendo. Tras comprar varias cosas, Iván se ofreció a llevarlas a la suite en lo que nosotros continuábamos el recorrido a pie llegando a la Catedral de León.
En cada punto que veíamos interesante o con una panorámica especial, me encargaba de tomar fotografías de todos, me aseguré también de conservar distancia y motivar a Alex a involucrarse con su familia, es bastante claro que quería estar con ellos y sería muy bueno que su hijo también tuviera recuerdos de este final del viaje junto a sus padres, pues aun sin la firma, es claro para mí que eso eran ellos tres.
Alexandre
Al atardecer nos dirigimos en auto al Parque Quevedo, Max había leído que tenía algo especial, pero nunca quiso decirme qué era, sin embargo, tampoco tardamos mucho en descubrirlo y menos cuando llegamos al lago que estaba lleno de patos y pavos reales caminando y nadando por doquier.
Llamé la atención de mi hijo quien seguía en brazos de mi ángel muy sonrientes y él proyecta sus hermosos ojos hacia el punto del lago donde estoy señalando.
-Mira David ¿sabes qué son?
-Patos –responde sin dudar.
-Así es y también están los pavos reales, ¿recuerdas las aves enormes de colores que vimos en el libro de animales?
Él sonríe más al reconocerlas y se remueve un poco, mi ángel lo baja para que camine, pero mi pequeño tomó la mano de ambos llevándonos juntos al lago. Vi a una mujer vendiendo unas bolsas con comida y me acerqué para comprar algunas, regresé con mi familia colocando en la mano de mi hijo un poco e indicando cómo tirarla para que caiga al agua.
Él hábilmente lo hace y los animales se acercan a ese punto para comer, mi pequeño no hace más que sonreír, me pide que le ponga más comida en la mano para darles y mira a su madre con anhelo e ilusión. Me habría encantado que nos acercáramos más, pero el lago estaba protegido por una muralla, aunque eso no impidió que Max tomara muchas fotos con todos y más al aprovechar que los animales quedaron cerca de nosotros.
En un punto, vimos un pavo real a unos metros saltando la muralla maderada viéndose más imponente desde lo alto y tomé la mano de mi pequeño para acercarnos lentamente cual cazadores, él iba muy atento, no sabía con qué objetivo, pero me encantaba ver su determinación. Quedamos a un metro del ave, era bastante grande y sus colores brillaban entre el azul con n***o y blanco de su cuerpo y el verde de su cola.
De pronto esta se baja alejándose un poco, otros pavos quedan cerca del lugar y noto que me hijo irá detrás de él, pero lo detengo a tiempo ya que el ave comienza a mover sus plumas extendiéndolas por completo y regalándonos una vista majestuosa, quedamos fascinados ante la escena y no fue sino hasta que sentí la mano de mi ángel en el hombro, que me percaté que estaban junto a nosotros viendo atentos lo ocurrido.
Entonces mi pequeño se dejó caer hacia atrás quedando apoyado en mi cuerpo, sentí que de nuevo éramos nosotros dos y más al recibir su cálido abrazo, besé su cabello perdiéndome, ya no en la imagen del ave, sino en las vidas más importantes que yacían a mi lado.
Caminamos un poco más hasta caer el anochecer donde nos divertimos entre juegos con mi pequeño, corrimos por todo el lugar y reímos por todo y nada, fuimos muy felices olvidándonos de todo por hoy.
Pronto nos devolvimos a la suite donde tomamos un baño para refrescarnos, después Iván se encargó de programar todo para mañana en la mañana, aunque sospecho que aplazará esta despedida tanto como sea posible. Max por otra parte había salido sin decir a donde, solo dijo que regresaría cuando estuviera lista la cena.
En cuanto a nosotros tres, nos quedamos preparando la comida, mi ángel nos iba dando las indicaciones de qué hacer y David y yo las seguíamos al pie de la letra, aunque de vez en cuando robaba algunas cosas para comer a escondidas con él.
-Angelo si sigues haciendo eso nos dejarás sin comida –dice ella sin apartar la vista de la olla en la que prepara la salsa.
-No sé de qué hablas ángel, David y yo estamos haciendo lo que indicaste.
-Sabes perfectamente de lo que hablo, deja de comerte el queso con David o no tendrán postre.
-Nein Mama, es war Papa, der mir Käse gab (No mamá, fue papá quien me dio queso).
-Esto es el colmo ¿mi propio hijo dándome el puñal por la espalda? –le digo haciéndome el indignado con una mano en el pecho.
Tomo a David en brazos haciéndole cosquillas en el estómago, reímos tan fuerte que toda sensación o recuerdo negativo se aleja de mi vida por completo, ésta es mi felicidad absoluta.
-Ya deja a David quieto, mejor compórtense y prueben –dice ella y dejo a David sentado sobre el mesón mientras recuperamos un poco el aire por la risa.
Ella extiende una cuchara con la preparación, la pruebo sin dejar de verla sonriente y después le da a probar a David asegurándose de que no esté muy caliente para él. Toda esta escena me hace pensar mil cosas, como las veces que iba a Nueva York y Livi hacia lo mismo con todos, no importa cuántos estuvieran en la cocina acompañándola, siempre nos daba a probar sin excepción con su cálida sonrisa, una que mi ángel no copia, pero si refleja en su aura.
Lo otro que viene a mi mente, es la fantasía de una vida con nosotros tres juntos cada día. La verdad es que no me molestaría renunciar a toda esta oscura vida para disfrutar cada año que me quede junto a ellos, vería a mi hijo crecer hasta formar su propia familia y yo estaría al lado de mi bellísimo ángel expandiendo el paraíso que hemos creado desde que nos conocimos.
-¿Tan mal está que te quedaste sin palabras? –pregunta en lo que chasquea sus dedos sacándome de mi ensoñación.
-Lo siento, se me fue la mente a otro lado.
-¿En serio? No me di cuenta –responde sarcástica.
La acerco tomando de su cintura para robarle un beso que me hace volar con ella y al abrir mis ojos, uno nuestras frentes dejándome inundar de toda esta paz.
Esa noche la pasamos juntos una vez regresaron Iván y Max, cenamos entre risas y charlas, después alistamos las maletas y nos acostamos a dormir, aunque me sorprendió que Max nos dejara pasar la noche a los tres juntos en lo que él quedó en una habitación aparte, pero no pregunté ni renegué, solo disfruté este bello regalo.
Al día siguiente nos fuimos todos al hangar, ya se encontraban nuestros aviones listos, pero nuestros corazones no querían separarse, sobre todo el de mi hijo quien seguía aferrado a los brazos de su madre. Fue tan difícil separar a David de ella, lloró bastante y me sentía un villano al arrebatarle la vida de sus pequeñas manos, pero mi ángel le prometió que volverían a verse pronto y aunque quedó triste por esto, decidió irse a mis brazos soltando lágrimas en silencio hasta que ella le sacó una sonrisa con sus besos.
Antes de partir, Max me entrega una caja con un paquete de fotos seleccionadas cuidadosamente para mí, según dijo, servirán para contarle todas esas historias a David de las cosas que vivimos juntos, al igual que los videos grabados por él en el transcurso del viaje, especialmente en los momentos que no pude acompañarlos.
-Muchas gracias Max, esto significa mucho para nosotros.
-Te dije que te daría algunas, pero no dijiste cuántas querías –y vaya que fueron bastantes.
Nos dimos un último abrazo sin mencionar más, incluso mi pequeño se despidió de él con un abrazo, el cual fue muy bien recibido por Max. Aproveché ese momento para despedirme de mi ángel con un profundo beso y un abrazo muy fuerte.
-Nos veremos en Londres angelo, pero si tienes los papeles antes de tiempo no dudes en enviármelos –susurró a mi oído acelerando mi corazón.
-Te dije que haría lo que sea para que fueras legalmente su madre y ten por seguro que aceleraré ese proceso, solo te pido que te cuides en este viaje y más con el destino que les espera –susurré para evitar que Max nos escuchase.
-Todo estará bien, no temas angelo.
-Sabes que siempre temo cuando vas allá, pero también sé que es inevitable.
-Te avisaré si necesitamos algo, por ahora cuídense y no dejes que David se escape.
-Confía en mí, colocaré mil guardias con dos metros de distancia entre cada uno a donde sea que él vaya.
-Eres un exagerado, solo cuídalo y avísame cuando esté resuelto todo.
-Así será, hasta pronto ángel.
Un último beso, un último abrazo y tomé a mi pequeño en brazos junto a su osito para después subirnos al avión devuelta a Sicilia. Una vez dentro veíamos entre lágrimas a mi ángel quien estaba en brazos de Max llorando, tenía tantas ganas de bajarme e ir por ella, pero debía ser fuerte, debíamos irnos y empezar una vida diferente mi hijo y yo.