Camila se queda en silencio cuando observa las miradas incómodas de sus amigas. Ellas la miran como si estuviera delirando, incapaces de asimilar lo que acaba de decirles. Brigitte es la primera en hablar, inclinándose hacia adelante con un gesto de incredulidad. —¿Estás segura de que no te has confundido de persona, cariño? —pregunta con una sonrisa nerviosa—. No hablamos de cualquiera, sino de Paola Belcourt. Las demás asienten con rapidez, intercambiando miradas que confirman la misma idea: Camila ha perdido la razón. Esta se endereza en la silla, con el pecho subiendo y bajando agitado. Siente que se le escapa el aire. —Camila, entiende… —Cinthia suspira, tomando un sorbo de su café antes de agregar—: Paola es una supermodelo, una mujer de renombre mundial. No puede estar metida en

