Alessandra Cavani.
Intento no moverme cuando siento el crujir de la puerta al abrirse. No me da tiempo cubrirme y de hacerlo, él sabría que aún estoy despierta.
Mi corazón golpetea con fuerza en mi pecho y aprieto mis ojos, para evitar abrirlos con curiosidad.
«¿Qué estás haciendo aquí, Dylan?».
Quisiera preguntar, pero no me atrevo. No sé qué busca y tampoco quiero profundizar en lo extraño de todo lo que vivimos e hicimos juntos toda la noche. Todavía recuerdo esa última imagen antes de perderme en el pasillo y venir a mi habitación. Él, relajado, seductor y jodidamente sexy, mirándome como si fuera un maldito dulce que quería saborear.
Puede parecer exagerado, pero así me sentí.
La pregunta que me hice antes, regresa y de solo imaginar que sea eso, que pretenda dormir aquí, me hac
