Danica permaneció aturdida durante unos segundos antes de sentir una calidez indescriptible brotar desde su interior. Después de levantarse, asearse, tomar su medicina y comer su sopa de pollo, decidió agradecerle apropiadamente a Salvatore, después de todo, había estado sujetándole la mano toda la noche, y probablemente él no había podido descansar bien. Cuando llegó a la puerta de la habitación contigua, esta se abrió desde dentro justo cuando extendía la mano para tocar. Salvatore, con el cabello ligeramente húmedo y vestido con ropa limpia, parecía haberse duchado recientemente. —Señor Ross, vine a agradecerle por lo de anoche, se lo agradezco mucho —dijo Danica. Al ver los ojos de Danica bajos y sus manos torpemente entrelazadas frente a ella, Salvatore pensó que parecía un poco
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