Al ver la decepción en los ojos de Danica, Harvey sintió como si una mano le apretara el corazón, dificultándole la respiración. —Danica, sé que, sin importar qué promesas haga ahora, no me creerás, pero lo demostraré con mis acciones, te prometo que cumpliré mi palabra. Danica no tenía intención de escuchar sus promesas, de modo que ella pasó de largo junto a él y se alejó, justo cuando Harvey estaba a punto de seguirla, su teléfono, que llevaba en el bolsillo, comenzó a sonar, él contestó, y la voz seria de su secretaria se hizo escuchar. —Señor Ross, hay un problema con uno de nuestros acuerdos. El rostro de Harvey se ensombreció. —Voy para allá de inmediato. Cuando llegó corriendo a la salida del complejo, lo único que vio fue a Danica subiendo a un taxi y alejándose, entonces él