Vania Isabel Para esa noche la cena consiste en un poco de estofado de res con pan recién horneado y puré de papá. Mamá está empeñada en mantenerme ocupada, con la cabeza atenta en otras cosas. —¿Cómo lo haces, mamá? —me animo a indagar sobre su estado tan neutral. Al verla, parece tranquila, casi como una estatua alegre y hermosa. Me ofrece sonrisas y me da muchas muestras de afecto, como si papá estuviera en el bosque con la manada, o en la casa junto a nosotras—. ¿Cómo logras estar tan calmada? —¿Eso te parece, pequeña? —deja de batir el puré y se cruza de brazos para mirar en dirección a la ventana de la cocina. Frente nosotras no hay más que un riachuelo que corre agradablemente y un montón de nubes que atraviesan el cielo nocturno, ocultando la luna menguante y su luz platinada—.