Oz —Buenos días Oz. —Buenos días mi pequeña. Eran tantas las sensaciones que se apoderaban de mí al admirarla entre mis brazos que las palabras me eran insuficientes para describirlo, pero en los años que llevo de conocerla, creo que jamás la había visto como lo hago ahora y viceversa, porque, en definitiva, mi pequeña luna tampoco me había regalado tan glorioso mirar. —¿Qué harás hoy? —pregunté acariciando su espalda. —Por ahora disfrutar mi mañana contigo y dependiendo de lo que me digas, veo si cancelo o no el vuelo que programé para hoy. —¿A dónde vas? —Debo ir unos días a Gran Bretaña, necesito solucionar algunas cosas con Nixon y Charles. —¿Finalmente se ganó un puesto como aliado? —Y muy bien ganado, ahora administra tus dominios según lo acordamos teniendo a Nixon como man

