Silencio. Por espacio de diez segundos después de las últimas palabras de Teodoro todos guardaron silencio y Helena no pudo creerlo – ustedes, ¿lo están pensando? Teodoro sonrió – ¿no lo has entendido querida mía?, te odian tanto como a mí – sonrió – tú – apuntó a Lucas con la mirada – retirarás a tus hombres, me acompañarás al bosque y cuando yo lo diga, te daré la ubicación donde dejé a tus hijos y eso será todo, darás la vuelta y yo desapareceré para siempre de sus vidas. – ¿Cómo sabré que es la ubicación correcta? Helena agrandó los ojos al darse cuenta de que su hermano la estaba intercambiando. – Hagan memoria – respondió Teodoro – en tres ciclos, jamás le hice daño a un niño. Todos eran adultos cuando la revolución dio inicio y fue lo mismo durante la guerra en Krita que duró

