Una oferta.

1820 Palabras
Zoé. Después de cambiarme y arreglarme voy a la habitación, quiero saber si mi querido jefe está listo para desayunar y después irnos a trabajar. Estoy a punto de tocar, pero él abre la puerta antes de que lo haga. —¿Qué quieres? —Tenemos que ir a trabajar, hoy tenemos la presentación de la maqueta para la construcción de los nuevos hoteles en Dinamarca. —Encárgate, no iré a trabajar. —Pero... yo no puedo firmar por ti, ¿y si un problema se presenta? —¡No me importa, Zoé! Querías ser algo más que mi asistente, ahora es el momento, ve y encárgate de todo, me duele la cabeza. Él me cierra la puerta en la cara. Solo es lindo mientras duerme, este imbécil. —Ojalá le explote la cabeza, bastardo —digo en voz alta. Él abre la puerta y me sorprende. —¿Qué dices, Zoé? —Nada, jefe, me voy ahora y me encargaré de todo, adiós. Salgo corriendo, olvide que estaba sola con él. Estoy a punto de subir a mi auto, pero Rogelio me detiene. —Señora, Zoé. Desde que estoy casada con este imbécil los empleados me llaman señora, no me gusta, pero no tengo de otra. —¿Sí? —El jefe me dijo que la llevará a la empresa. —No te preocupes, iré en mi auto. —Señora, él me lo ordeno, tengo que obedecer, además no quiero perder mi trabajo. Volteo a ver hacia arriba, él está viéndome desde la ventana, me siento en una película de terror en dónde eres observado por el asesino antes de morir. Mi celular suena y sé que es él. —¡¿Qué quieres?! —Deja que Rogelio te lleve a la empresa, me estás representando, y esa chatarra a la que llamas auto me hará quedar mal. No quiero discutir. Le cuelgo y le enseño el dedo del medio, me doy la vuelta y subo a mi auto. Durante el camino mi celular no para de sonar, lo apago y continuó mi camino hasta llegar a la empresa. Entro como de costumbre y doy explicaciones sobre Isaac, siempre que entro a la empresa me siento inferior a todas. Todas las secretarias son mujeres, además de las licenciadas. Ellas son unas modelos, rubias y morenas, todas miden lo mismo 1.75 y piernas largas. La empresa ha sido reconocida por eso, yo uso lentes y mido 1.67 soy el pato feo del lago de los cisnes. Llego a la oficina del jefe y Daya entra a la oficina. —¿Por qué entras sin tocar? —Amiga, ¿qué es lo que pasa? —¿A qué te refieres, Daya? —Estos días te la pasas en casa del jefe, ¿qué paso con él? ¿Está enfermo? —No, no es eso, su abuela está de visita y le ayudo con eso, no te preocupes. —Solo me preocupas tú, ¿todo está bien? Sabes que puede confiar en mí. —Todo bien, no te preocupes, Daya. —Está bien, iré a trabajar y cualquier cosa sabes que puedes confiar en mí. Daya sale de la oficina y me siento tranquila. Comienzo a trabajar y me siento feliz, después de dos años en esta empresa estoy haciendo lo que me gusta y por lo que estudie y me esforcé todos estos años en la universidad. Dentro de 35 minutos tengo que presentar el proyecto a la constructora y uno de los socios de la empresa. No lo conozco, pero en los medios se habla mucho de él por ser un billonario y un soltero codiciado, solamente espero que no sea como mi querido jefe. Isaac Ferrara. Zoé me desobedeció, eso lo pagará muy caro, además me insulto mostrándome el dedo de en medio, espero que no me haga quedar mal con Osman Lee. Espero ansioso por el único ser que me es leal y sé que nunca me dejaría. Alguien toca la puerta de mi habitación. —Señor, lo esperan abajo. —No quiero verlos, solo que dejen la jaula y yo bajaré. —Como usted diga, señor. Espero que el auto sé baya, después bajo por mi pequeño. Al verme ladra y chilla. Abro la jaula y Noble se lanza sobre mí, un enorme y hermoso Dóberman, pensé que me iría de luna de miel, por eso le pagué a alguien para que lo cuidara, pero no iré a ninguna parte, así que quiero tenerlo conmigo. Zoé estará muy feliz. ¿Por qué carajos pienso en esa estúpida mujer? Pasar más tiempo con ella me está afectando. Me cambio y saco a Noble a pasear, me siento en un parque para descansar después de correr. No entiendo lo que me pasa, estoy todos los días al lado de Zoé y ella me hace fal... No, no, no. No es eso, solo estoy acostumbrado a ella, eso es todo. Un perro pequeño se acerca a mi Noble y él no hace nada, es un perro entrenado, pero el otro perro no tiene correa. Una voz femenina me sorprende a mis espaldas. —Lo siento, se soltó y corrió, lo siento, buen día. —Buen día —me limito a decir. La mujer tiene un buen culo y buenas tetas, es una morena muy hermosa. —Soy Adela, es un gusto. Ella extiende su mano, pero yo no la toco. —Nos vemos —le digo mientras me levanto. Ella me sigue. —¿Por qué estás tan molesto, guapo? —No lo estoy, aléjate de mí. Ella me detiene y me sonríe. —Un hombre tan guapo y sexy no debería estar con solo, ¿quieres ir a mi apartamento? Ella solo quiere ser follada y talvez me ayudé a sacar a esa mujer de mi cabeza, no me hace falta. —Podemos ir a mi casa, preciosa. Ella lame sus labios y asiente. Zoé. Termino la presentación y todos me aplauden, después otros empleados hacen su parte y yo me siento tranquila, pero olvidé dos de los planos en la oficina de Isaac en su casa, tengo que ir por ellos. Osman Lee es increíble, él toma la palabra en la reunión, este hombre es un verdadero alfa, sé que debe tener unos 40 años, pero es ese tipo de hombre que a su edad cualquier veinteañera le arrojaría las bragas, no puedo mentir, yo también lo haría. Su piel es bronceada perfectamente, es alto, talvez 1.90 y sus ojos azules y profundos como el océano, además es un caballero muy educado. —Señorita Zoé, quiero hablar a solas con usted, y los demás, gracias por estar presentes, pueden volver a su trabajo. Todos salen de la sala de juntas y entran varias de las secretarias. —Señor Osman, ¿quiere café, agua o necesita algo? Todas le sonríen y se acercan mucho a él. —Gracias, señoritas, no se preocupen, Zoé me sirvió un café en su oficina y no necesito nada en este momento. Las mujeres me miran muy molestas y salen de la sala. —Acércate, Zoé. ¿Tú hiciste este proyecto? —Mi jefe y yo lo hicimos. Aunque sé que casi todo el trabajo lo hice yo, pero no puedo decir eso. —¿Por qué eres solo una asistente? Pienso por un momento en que responder, de cerca es más guapo y su seguridad intimida un poco, pero no en mala forma, como Isaac. —No tengas miedo, puedes confiar en mí, linda. —Necesito el trabajo. —¿Solo por eso? ¿Qué fue lo que estudiaste? —La carrera completa en arquitectura. —¿Y solo eres una asistente? —Sí, así es, señor. —Solo llámame Osman, y no te preocupes, no diré nada, tengo una propuesta para ti, me parece que eres increíble, necesito que alguien se haga cargo de una de mis empresas, ¿quieres el puesto? —¿Yo, que cargo? —Presidenta, ¿quieres trabajar conmigo? No sé que decir en este momento, sé que no puedo romper el contrato con Isaac. —Zoé, no te preocupes, piénsalo y cuando lo decidas podemos cenar y hablarlo con más privacidad, ¿qué te parece? Y no te preocupes por nada, es nuestro secreto. —Está bien, gracias, Osman. —Nos vemos, Zoé Belrose. Él me da la mano y después se marcha, muchas emociones se apoderan de mi cuerpo, ninguna persona en su sano juicio rechazaría una de esas ofertas. —¡Zoé! Unos de los constructores del proyecto me saca de mis pensamientos. —¿Pasa algo? —Necesitamos con urgencia tener todos los planos completos. —No te preocupes, iré a casa en este momento y los traeré, solo dame una hora. —Está bien, espero. Me dirijo a ami auto, ¿cómo pude olvidar algo tan importante? Están en la oficina de Isaac, lo recuerdo. Llego a la casa y Amanda me abre la puerta, ella se ve asustada y nerviosa. Veo a Noble y me emociono tanto. Es enorme, lo extrañé tanto. —¿Dónde está Isaac? La mujer no me contesta. —Señora, no me meta en esto, necesito el trabajo. No entiendo a lo que ella se refiere. —Me estás asustando, Amanda. —Es que el señor está arriba con una mujer. Me quito los tacones y subo corriendo por las escaleras, no sé por qué hago esto, pero me siento molesta. Llego a su habitación y escucho ruidos, la mujer está casi gritando y él gruñendo. Esto no tiene que importarme, voy a la oficina y busco los planos, quiero largarme. Busco por todos lados y no los encuentro. Voy por Amanda, después recuerdo que los dejé en la mesa del tocador de ese bastardo, cuando me vio desnuda en la mañana, los olvide y los deje sobre la mesa frente al espejo. No importa. Respiro hondo y entro a la habitación, la mujer se asusta y trata de cubrir su cuerpo, entro por los planos sin verlos. Salgo de la habitación tranquila como si nada pasara. No quiero que este imbécil se dé cuenta de que me afecta. Bajo por las escaleras, llego a mi auto y lo pongo en marcha, durante el camino le llamo a Osman. —¿Podemos cenar esta noche? Quiero aceptar, pero antes quiero hablar contigo. —Como la dama diga, pasaré por ti en la noche. ¿Puedes ir a la casa de Isaac? Es que estoy trabajando con él en su casa, por eso. —Está bien, pasaré por su casa, nos vemos en la noche, ¿te parece a las siete? —Sí, me parece. Cuelgo y arrojo el celular en el asiento de al lado, tengo que aprovechar esta oportunidad, no puedo dejarla pasar. Mi corazón duele, ¿por qué me siento así? Por supuesto que no es por lo que vi, solo estoy cansada, eso es todo.
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