El sábado por la noche decidimos ir a un bar pool súper tranquilo, con gente joven y donde había hasta turistas. Lo llevamos a Lautaro porque había llegado a última hora a mi casa y me daba lástima echarlo. Habíamos decidido jugar al billar un rato antes de tomar algo y así entretenernos un poco. Hicimos equipos de dos contra dos, Laura estaba conmigo y Ana y Pilar juntas, mi amigo hacía de árbitro porque no sabía jugar muy bien. Mi equipo ganó, así que como recompensa las otras chicas pagaban la primera ronda de bebidas. Decidí no tomar mucho, a mi alrededor había muchísimos hombres lindos y extranjeros que llamaban mi atención, pero no quería terminar en la cama con ninguno de ellos. Ana se había empecinado con un alemán que no paraba de mirar y suspiré tomando un trago de cerveza. —B