― ¡Ya basta! Me dan asco los dos. Un par de enamorados, que patético.― Adolph me alejo de Dante y me arrinconó contra la pared. ― ¡No la toques, hijo de perra!― Amenazó Dante. Pero Adolph solo lo ignoro y acerco su rostro al mío. Yo no pude hacer más que apartar mi cara de la de él. Era mucho más fuerte y estaba inmovilizada. Dante forcejeo con todas sus fuerzas, pude escuchar como las cadenas se quebraban pero los otros dos sujetos arremetieron contra él y le propinaron puñetazos que resonaron por toda la pequeña celda. La bestia que estaba frente a mí soltó una carcajada.― Tranquilos, quiero que vea esto.― Informó. Cuando lo dijo me temblaron las rodillas y deje escapar un sollozo. Pero cuando Adolph posó sus ojos en mí algo lo hizo dudar, lo note. Él se alejó un poco y con una mano