Sara Hacía ya un mes y medio que estábamos de vacaciones y nos la estábamos pasando genial. Tanto Marta como yo éramos muy tranquilas, así que nuestras locuras se limitaban a tomar bastante, que las dos aguantábamos mucho, cabe aclarar, y amanecer en la playa con algún grupo de gente de algún lugar del mundo que estaba en la misma sintonía. También solíamos sumarnos a cuanta fiesta en los yates de los chicos que conocíamos nos invitaban, lo que hizo que de nuestro plan inicial de hacer recorridas desde tempranas horas de la mañana, quedara trunco a mitad del viaje pues solíamos ir al hotel a dormir sobre las cinco de la mañana la mayoría de los días, y por ese motivo no nos levantábamos sino hasta pasado el medio día. Había logrado por fin quitarme el cansancio del excelente trabajo qu

