Plan en ejecución parte 2

1449 Palabras
Ese día, en la entrada del túnel que llevaba a la mina, los guardias esperaron a que la carga de los minerales y cristales llegara, pero por más que esperaron no llego, así que tuvieron que bajar para ver que sucedía. No bajaron muchos guardias, ya que se habían acostumbrado a que no pasara nada, pero lo que se encontraron abajo les revolvió el estómago, vieron a las trolls devorándose a los esclavos, que usaban las palas y picos como armas, pero no servían de mucho para la fuerza superior de los trolls, que apenas agarraban a un humano los mataban a mordiscos o con sus tremendas manos. Por suerte para algunos esclavos los guardias reaccionaron nada más vieron esta escena, y usando el pergamino de comunicación para hablar con el lord a cargo y pedir refuerzos, pero a pesar de actuar rápido, lamentablemente dos de los guardias fueron atrapados y comidos por los trolls delante de ellos. —¡Señor, los trolls han escapado y están matando a todos los esclavos! —dijo un guardia al Lord Gerald mientras veía el desastre que sucedía abajo en la mina. —¡¿Qué has dicho?! ¡¿eso es imposible?! —grito Gerald al guardia, abriendo los ojos de forma desmesurada y mostrando los dientes por la ira. —¿Qué hacemos mi Lord? —pregunto el guardia a Gerald, que se veía muy preocupado. —Debes aguantar con todos los hombres que puedas, juntare a un grupo aquí en la superficie que iran a detener a esas asquerosas bestias. ¡Tu! Ve y busca al coronel Loid para que los comande y luego ve con él a la mina. Esto es malo, ahora la producción decaerá, ¿qué le diré al rey? —respondió Lord Gerald al Guardia, mientras se tocaba la cabeza y mandaba a otro guardia a que hiciera lo que dijo. Después de decir esto lord Gerald se metió en su habitación y dejo que los demás se encargaran del problema. El guardia que estaba a su lado como ayudante hizo lo que le mando excepto ir a la cueva, se escabullo entre la gente y se escondió esperando que todo pase. Los guardias que se habían reunido se alistaron para bajar, el coronel Loid con todos los hombres ingresaron a la mina para detener a los trolls, lo que no sabían era que mientras ellos bajaban, los esclavos que lograron esconderse en su cueva secreta, se escabulleron entre ellos y al subir ya estaban casi en la entrada del túnel, pero por el túnel paralelo que ellos habían creado. Cuando escucharon que habían bajado una gran cantidad de personas salieron de su túnel secreto, el frio los golpeo de lleno ya que en la mina la sensación térmica era diferente, abajo hacia calor mientras en el exterior estaba nevando. Aun con ese inconveniente inesperado todos los presentes se alegraron de ver la luz del día, sentir la brisa helada pero sin hedores del aire libre, y hasta el malestar de algunos se fue, pero para sorpresa de ellos en el fuerte aun había guardias. —¿Que hacemos ahora Rayle? —preguntaron algunos en voz baja, algunos otros susurrando, pero todos listos para entrar en acción a nada que Rayle diera la orden. —En el gran edificio que ven ahí debe haber armas, las tomamos y peleamos para salir de aquí, somos más, deberíamos poder ganar —respondió Rayle hablándole a todos, ya que algunos se veían indecisos. Todos, incluido David, fueron hacia el edificio que Rayle había señalado, ese puesto era el de Lord Gerald. Por la situación ningún guardia presente se percató de que una gran cantidad de gente estaba saliendo de la mina y para colmo entrando al edificio de su lord. Los esclavos se escabulleron lo más rápido posible al edificio, y en ese lugar por suerte encontraron varias armas que estaban puestas para los guardias personales de lord Gerald. David que estaba buscando sus propias armas, ingreso en la sala de Lord Gerald, ahí vio una daga colgada, no tenía mango pero si un diseño único además de inscripciones en ella, la daga solo tenía un espacio de metal donde agarrarla. En ese lugar había pequeños cristales que iba acorde con las inscripciones que tenía, a David no le importo nada de aquello así que solo la tomo, pero cuando estaba tomándola, apareció Lord Gerald entrando a su sala, David no sabía cómo reaccionar. —¡Mocoso!, ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡¿Quién te dejo entrar?! —Bufo lord Gerald que aun comía señalando a David con su mano izquierda. Luego de decir esto se abalanzo hacia David tratando de quitarle lo que llevaba en sus manos, de pronto, de la daga que David había tomado comenzó a irradiar calor y antes de que Lord Gerald tocara a David o la daga que estaba sosteniendo, hubo un destello seguido de una explosión de fuego y calor. Todo quedo en blanco para David por unos segundos, aunque sintió una gran fuerza mandándolo lejos David pudo mantenerse de pie y sin ningún rasguño, aun con los ojos borrosos pudo oír los gritos de lord Gerald, y cuando estos se recuperaron del destello pudo ver que todo estaba en llamas. Lord Gerald estaba revolcándose en el suelo quemándose como una fogata viva gritando y volviéndose cada vez más n***o. El fuego que había aparecido se propagaba a grandes velocidades por todo el salón extendiéndose llenándola al completo. David conmocionado casi no se percató que la daga que estaba sosteniendo con fuerza estaba flameando, y al darse cuenta se asustó. Al calmarse un poco se percató que él no sentía calor alguno, aunque su ropa se estuviera quemando, no lo sentía ni por las llamas de la daga ni por las que estaban quemando el salón, así que aunque deseaba soltar esa daga sintió que si lo hacía se quemaría. Tratando de salir de esa habitación David cometió un error, al abrir la puerta permitió que el fuego obtuviera más oxígeno, aumentando el poder de las llamaradas y haciendo que el calor fuera de golpe hacia el siguiente espacio, varios de los esclavos que estaban en la habitación contigua se quemaron al instante por esto gritando llenos de dolor. David se quedó en shock viendo como esas personas ardían, no se pudo mover, sentía que su corazón salía de su pecho, sus piernas empezaron a temblarle, pasado unos segundos cuando recupero el sentido, se obligó a salir corriendo de allí con todas las fuerzas que tenía. Cuando los guardias escucharon un ruido en el puesto del Lord Gerald, y se dispusieron a revisar que estaba pasando pudieron ver que salía humo de allí, de pronto vieron una llamarada de fuego que salía del puesto, de inmediato fueron a por grandes jeringas de madera que contenían agua, y haciendo presión el agua salía a chorros, para buena fortuna de David no vieron que salió disparado del puesto. Ya afuera del edificio y con sus ropas casi por completo quemadas, solo pudo oír el fuego que salía del puesto y que se estaba propagando por toda la base, pero pudo suponer lo que paso a los que estaban dentro, la culpa lo embargo, aun así cuando unos guardias lo vieron no dudo ni un instante en correr. David no sabía qué hacer, se asustó y olvido por completo el plan que Rayle le había contado, lo único que se le ocurrió fue seguir corriendo, salir de allí lo más rápido posible, y tratar de no encontrar a ningún guardia en el proceso. Él andaba desnudo, ya que su ropa se había quemado por completo mientras corría, pero aunque afuera de la mina estaba nevando no sintió el más mínimo escalofrió o sensación de frio. Cuando por fin vio la salida y estuvo a nada de llegar, no supo que hacer, se quedó paralizado viendo la gran empalizada de inmensos troncos que impedían ver lo que había fuera de ese recinto. —«¿debería irme?, ¿alguno seguirá vivo?, ¿Qué hare afuera?» —pensó David dudando de que hacer y al mismo tiempo sintiéndose horrible por haber causado tal estrago. Pero antes de que pudiera formarse una idea clara en la cabeza, escucho ruidos de personas moviéndose en su dirección y solo por el susto, siguió corriendo hacia la empalizada y al llegar trato de mover la inmensa puerta de madera con desesperación. cuando dejo una pequeña apertura se metió en ella aun raspándose en el proceso para luego seguir corriendo en la nieve hacia la montaña que estaba al lado, y así fue como David escapo de la mina.
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