Luego de ver los actos milagrosos del gran sacerdote Samuel, Daniel fue llevado a su habitación, aun pasmado, todo el camino estuvo pensado en lo ocurrido trato de analizar lo visto, y en su cuarto también siguió haciéndolo.
Se había inmerso tanto en esos pensamientos que su pasado se distanciaba más y más, la incertidumbre se apodero de él, todo estaba perdiendo sentido, se sentía mareado, así que se levantó se agarró las rodillas para no caer, se dio unas fuertes palmadas en la cara, respiro hondo y se volvió a enfocar en lo que había visto ese día, pero lo tomo como algo que si era cierto no pasaba nada y trato de enlazarlo con su objetivo que era volver a su tiempo.
—«¿Cómo logro esa hazaña, ¿de verdad habrá sido Dios?, ¿pero si Dios pudo elegir a alguien, porque en mi tiempo no hay gente como el?, además ¿ese bastón necesita ser así?, no sé qué pensar» —mientras Daniel pensaba y pensaba, alguien se acercaba a su habitación, esta persona toco la puerta.
—«¿Quién podrá ser?, ¿habrá pasado algo?» —pensó Daniel, y mientras pensaba esto fue a abrir la puerta de la habitación con miedo, al abrirla vio a una persona que estaba tapada con telas blancas alrededor de todo su cuerpo.
—Joven Daniel, usted está en peligro —dijo la persona a Daniel con voz aguda. Acto seguido entro a la habitación como si este fuera suyo.
—Disculpa, ¿Quién eres? —dijo Daniel a la persona tapada que había entrado a la habitación con suma delicadeza.
Se quitó las telas que cubrían su cuerpo despacio, y cuando estuvo libre de ellas, Daniel pudo ver a una señorita de cabellos negros y ojos marrones, casi de la misma estatura que Daniel, era pecosa y con grandes ojos, de tez blanca como la misma ciudad, una nariz pequeña y una boca igual, se veía por sus movimientos que no era una persona normal, se movía con gracia y elegancia aun apurada.
—Mi nombre es Sonia Martens, soy la hija de Samuel, al que llaman el gran sacerdote —dijo Sonia a Daniel, que veía a este con una expresión de preocupación en su rostro.
—¿Qué hace una persona como usted aquí? «¿El viejo tenía una hija?» —dijo Daniel a Sonia, que le parecía muy extraño lo que estaba pasando.
—Vengo a advertirte —dijo Sonia a Daniel mientras se sentaba en su cama.
—¿De qué?, ¿me van a matar?, pero ¿porque no hacerlo antes?, pudieron matarme en cualquier momento, no tiene sent… —dijo Daniel extrañado a Sonia, esta corto lo que Daniel estaba diciendo.
—No te van a matar, pero sé que quieren hacer algo contigo, creo que quieren utilizarte de alguna forma —Sonia respiro hondo y prosiguió.
—¡Por favor, tienes que creerme!, este país no es lo que parece, ni esta ciudad es santa como quieren hacer creer a todos, mi padre ha cambiado, los caballeros no son iguales a cómo eran, el pueblo vive de forma deprimente, y ahora la iglesia lo único que hace es ganar más poder, no les interesa la gente o sus necesidades.
—Lo que me dices es difícil de asimilar.
—Te lo digo en serio, yo vi como mi padre observaba en un mapa de piedra que mostraba todo Tersan, hecha por el mismo, como aparecía una luz brillante en esta, era tan brillante que ilumino toda la zona donde apareció, la cara de mi padre primero mostro miedo, pero después se emocionó, mando al caballero supremo más leal que tenía junto con su grupo de caballeros de elite a que recogiera lo que sea que hubiera aparecido allí, y regreso contigo y esa cosa —Sonia se quedo mirando a Daniel, este se sintió muy incomodo y desvió la mirada.
—Yo sé que no eres alguien normal, lo presiento, y mi padre también, tienes que huir, no estás seguro aquí, he visto lo que hace mi padre con gente talentosa, ellos cambian y antes de que me dé cuenta mueren, por favor créeme —le decía Sonia a Daniel en tono de súplica juntando sus manos.
—Lo… lo siento, pero no tengo a donde ir, y la única forma de volver de dónde vengo es usar lo que está en la torre de la catedral, no puedo irme —responde Daniel a Sonia primero despacio y luego hablando rápido. Daniel se sentía muy incómodo por la situación que estaba pasando.
—Te puedo proporcionar un lugar para que te quedes en la ciudad, tengo amigos que pueden ayudarte, lo más importante es sacarte de aquí, ya luego podemos ver cómo obtener eso que necesitas para volver de donde provienes —decía Sonia que seguía insistiendo en que Daniel se vaya, aunque este último ni siquiera había procesado el que ella estuviera en su habitación.
—Lo lamento, pero todo esto es muy sospechoso, no te conozco, no sé nada de ti, ¿cómo puedo confiar en alguien que recién acabo de ver? —decía Daniel, más que tratando de convencer a Sonia, se lo decía a sí mismo, y ahí fue cuando Sonia se dio cuenta que para él, ella era una extraña.
—Oh, lo siento mucho, estoy acostumbrada a que todo el mundo sepa quién soy, ni siquiera se pasó por mi cabeza que no me conocieras —Sonia inclino la cabeza en son de disculpa—. Ya he salvado a otras personas antes, créeme, todos me hicieron caso por saber quién soy, por eso no pensé que tu no lo supieras.
—Te propongo algo, mañana pide ir a conocer la ciudad, nos encontraremos allá, no te preocupes por buscarme te encontrare, y en la ciudad podrás ver por ti mismo como son, así decidirás si creerme o no, ¿qué me dices? ¿Trato hecho? —decía Sonia que se levantó y le extendió la mano para estrecharla.
Sonia trataba de convencerlo con una insistencia que Daniel jamás había experimentado, ya que normalmente nadie le hacía caso o se interesaba por él, ni su familia lo había hecho.
—No… estoy seguro —dijo Daniel indeciso a Sonia, que al escucharlo suspiro con fuerza y su expresión cambio mostrando cansancio, pero no bajo el brazo, siguió extendiéndolo y mirando a Daniel por varios segundos que a este último se le hicieron eternos—. ¡Bien!, acepto, ¿contenta?
—Bastante —respondió Sonia con una gran sonrisa, mientras agitaba la mano de Daniel con efusividad—. Nos vemos mañana, que descanses —diciendo esto se puso las telas que la cubrían y salió de la habitación.
Daniel estaba aturdido, no entendía del todo que había pasado y eso no le gustaba, se sentó en su cama a analizar la situación.
Después de unos minutos de pensar en ello llego a una conclusión, había sido manipulado para seguir los deseos de esa chica, que no por ello debían ser malos, pero no le gustaba no tener control sobre las cosas que estaban pasando.
Daniel se acurruco en su cama agarrándose la cabeza, se preguntó si todos sus compañeros estebarían bien, también si volvieron o no al lugar donde estaba la nave, y si lo hicieron como reaccionaron a que ya no estuviera ahí, nada de eso importaba de momento, pero igual se sintió intrigado por ello, también se sintió mal por no haber protegido la nave, y con varios pensamientos dispersos más Daniel se quedó dormido.
Al día siguiente, Daniel fue despertado por sirvientas que entraron a su habitación sin que él las hubiera notado, él se asustó mucho cuando las vio allí limpiando.
—Disculpe joven, pero debemos limpiar su habitación, el caballero Gram le está esperando afuera para llevarlo a desayunar, debería ir —le dijo una de las sirvientas que estaba en su habitación, esta era la que lo había despertado sacudiéndolo un poco.
Daniel se tranquilizó, se limpió las legañas de los ojos y se dispuso a ir afuera, no quería porque no se sentía muy limpio que digamos, pero no veía una ducha por ningún lugar así que solo salió viendo como las sirvientas limpiaban y ordenaban su habitación.
—«¿Abran hecho esto el otro día?» —pensó Daniel al salir. Afuera estaba Gram, exactamente igual que el día anterior, parado en el pasillo con espalda recta y con las manos en la espalda, parecía una estatua.
—Buen día joven Daniel, lamento no haber detenido a las sirvientas, a veces ellas tienen más autoridad que nosotros los caballeros en estos asuntos —dijo Gram al verlo, con su típica expresión sin emociones.
—Buen día Gram, no te preocupes por ello, esas cosas pasan. Las chicas me dijeron que me estaba esperando para desayunar, espero no haberlo hecho esperar mucho —dijo Daniel esperando que Gram dijera algo, pero este no dijo nada más, solo se dispuso a guiarlo otra vez al comedor.
Todo fue más o menos igual que ayer hasta que Daniel se acordó del trato que había hecho son Sonia.
—Gram, me gustaría conocer Miraci, ¿será posible ir a visitar la ciudad?
—Desde luego joven Daniel, le mostraré la ciudad al acabar de desayunar, espere un momento —dijo Gram a Daniel mientras terminaba su desayuno, este se tomó su tiempo para acabar, Daniel casi pensó que lo hacía apropósito, pero recordó que el día anterior también había comido a esa velocidad, así que solo espero hasta que terminará.
Cuando estaba saliendo de la santa sede con Gram, Daniel pudo observar mejor la sede religiosa, además de la increíble catedral y el campo de entretenimiento, tenían una buena cantidad de edificios, Daniel no sabía todos sus usos, pero las construcciones no eran para nada pequeñas y humildes, estaban decorados con estatuas, figuras e imágenes todas aludidas a caballeros, símbolos del luzismo, y sobre todo del gran sacerdote Samuel, la sede casi parecía una ciudad aparte.
En el momento en que al fin salió con Gram de la sede, pudo ver algo que de inmediato le llamó la atención, muchas personas… Daniel vio mejor y se dio cuenta que eran todas, llevaban ropas grises, no vio ni una sola persona llevar ropa que no fuera gris, no entendía el porqué, además de eso, no le extraño nada más, la calle estaba empedrada, y las casas se veían en buen estado, no se veía que hubiera algo malo como Sonia había dicho, pero claro, si estuviera a simple vista sería lo que parece y no sería “no es lo que parece” como dijo Sonia.