Aprendiendo a cazar bestias mágicas parte 1

1379 Palabras
—No había escuchado algo igual en mis 216 años de vida, tienes imaginación chico y eres divertido por eso te dejare ir, digamos que has tenido suerte, ahora lárgate —dijo el cazador después de terminar de carcajearse de las declaraciones de David, volviendo a sentarse cerca de la fogata que aun flameaba, este último vio la salida de la cueva con la nevada aun siguiendo recordando a la bestia que lo había atacado. —«¿Qué otros peligros abrían ahí afuera y como sobreviviría? —fue un pensamiento que llego a la mente de David como un golpe repentino, sabía que no sobreviviría solo. Ahí parado en el umbral de la salida de la cueva decidido no irse, se armó de valor y por fin hizo algo por sí mismo, aunque irónicamente era para depender de alguien más. —Señor por favor le pido que me ayude y enseñe a sobrevivir —David hablo con la mayor convicción que pudo mostrar, se paró recto sacando pecho mientras apretaba sus manos y miraba al cazador que él creía estaba medio loco. —¿Qué diablos acabas de decir? ¿no te he dicho que te largues? No volveré a decirlo amablemente vete de aquí —replico el cazador parándose otra vez y viendo a David con mala cara. —Por favor señor usted es mi única oportunidad de sobrevivir no sé nada de supervivencia o de cómo vivir fuera de una ciudad —respondió David sin moverse del lugar en el que estaba, sin temblar, pero respirando de forma profusa. —¡Eso a mí no me importa! —grito el cazador moviéndose de forma amplia golpeando a David en el estómago con mucha brusquedad levantándolo del suelo, el chico fue mandado al suelo retorciéndose de dolor, y mientras esto pasaba el cazador lo agarro lanzándolo lejos de la cueva. David rodo en la nieve un rato aun adolorido, se agarró el estómago, se levantó y luego se dirigió a la cueva otra vez con aun más resolución que antes. —Señor, por favor le pido me ayude, enséñeme a sobrevivir y luego me iré —David hablaba con la voz ronca y adolorida por el tremendo golpe recibido, además que se agarraba el estómago por el dolor, aun viendo y sintiendo esto el cazador se enfureció más por el hecho de que David volviera. El cazador fue hacia David otra vez, pero en esta ocasión le agarro de los cabellos y le propino un tremendo golpe en la cara rompiendo un labio del pequeño haciendo que cayera por segunda vez para luego patearlo y lanzarlo lejos de la cueva. —¡Si vuelves otra vez ya sabes lo que te espera! —grito el cazador a David que le tomo un tiempo, pero volvió a levantarse y dirigirse hacia la cueva. Esto se repitió varias veces hasta que David no podía ni levantarse, su rostro estaba hinchado lleno de moretones, aunque su nariz no se había roto ni había perdido dientes, había recibido golpes en el cuerpo, en el pecho, estomago, hombros, patadas en las piernas como también en la espalda. Aun así él se arrastró hacia la cueva casi inconsciente, con el cuerpo en extremo adolorido diciendo por favor lo más alto posible lo que era poco ya que no tenía mucha fuerza y sus labios estaban hinchados y rotos, desmayándose en medio camino mientras la nieve caía sobre él. Aldren el cazador miro al joven que había insistido hasta el final pidiendo su ayuda, gruño por lo que pasaba mientras se agarraba la cabeza y recordaba sucesos pasados, no podía creer lo que estaba a punto de hacer, y al mismo tiempo se lamentó por haber sido así de duro. —«Maldita sea, te lo has ganado mocoso, te ayudare» —pensó Aldren antes de cargar a David otra vez y llevarlo a la cueva. Usando un poco de su poder mágico hizo circular su energía y la del chico para que se curara más rápido, le aplico hierbas medicinales y además lo atendió mientras estaba inconsciente. Cuando David se despertó aun con dolor por todo el cuerpo no vio al cazador en la cueva, pero se dio cuenta que había sido atendido por él, se levantó con lentitud y se dirigió afuera de la cueva agarrándose de las paredes. Afuera de la cueva había dejado de nevar, era un nuevo día aunque David no tuviera esa percepción, el sol brillaba y el cielo se mostraba limpio, ahí en las afueras vio al cazador balanceando su rara espada, era una de gran tamaño, gruesa en su base, de un solo filo, curva, no se veía como si fuera de metal, pero se podía ver perfectamente el filo. —Por fin te despertaste, pensaba que no lo harías eres un muchacho con suerte. He decidido enseñarte por tu tenacidad y porque tengo curiosidad, pero ten muy en claro que no somos amigos, si algo te pasa de ahora en adelante tu eres el responsable de ti mismo. Mi nombre el Aldren ¿Cuál es el tuyo? —decía Aldren mientras seguía balanceando su espada luchando contra un objeto invisible en una batalla de sombras que dejo asombrado a David. No es que Aldren hubiera hecho grandes movimientos o llamativos, pero la fluidez y velocidad con la que los ejecutaba eran muy impresionantes, era como una danza bien medida y practicada que había realizado tantas veces que podría hacerla hasta con los ojos vendados. —Mi nombre es David Matters señor Aldren, gracias por aceptarme —dijo David aun sosteniéndose en la pared de la cueva exterior. —Tenemos que ir moviéndonos chico, usa un palo o lo que sea para sostenerte porque iremos a mi casa a por cosas y no voy a cargarte —dijo Aldren parando de practicar con su extraña espada. David hizo caso a lo que él le dijo, busco en las afueras algo con lo que sostenerse, logro encontrar una rama lo suficientemente gruesa y larga como para aguantar su peso, luego de encontrar lo que había buscado volvió a la cueva para ayudar a Aldren a guardar algunas cosas, en el proceso recordó la daga que había robado y que por todo lo sucedido se había olvidado de ella. —Señor Aldren, la daga que llevaba en la mano por ¿casualidad no sabe dónde está? —pregunto David parándose con dificultad usando el palo que haba encontrado en las afueras. —¿te refieres a esto? —Aldren se acercó a David metiendo una mano en su ropa, había una apertura y de ella retiro la daga. David no la había sentido porque las pieles eran gruesas, Aldren tomo la daga y la guardo consigo—. Lo volverás a tener cuando estés listo, se ve que no puedes usarla como se debe, de momento lo guardare yo ¿queda claro? —Está bien señor, no sabía que la tenía conmigo —dijo David algo nervioso por tenerlo cerca, su cuerpo aun recordaba los golpes y sentía escalofríos, pero se mantuvo firme. —Puede ser muchas cosas mocoso, pero ladrón no es una de ellas. Ya está todo listo partimos en unos minutos, agarra lo que puedas —dijo Aldren volviendo a su lugar y preparando todo para partir. Los dos salieron de la cueva poco después, Aldren llevaba una mochila de grandes dimensiones, además de un trineo que cargaba con muchas cosas que jalaba en la nieve, David solo llevaba algunas pieles en una bolsa improvisada, además de su rama bastón. Caminaron por el bosque congelado sin encontrarse con ningún animal peligroso, solo aves y uno que otro animal pequeño que aparecía por poco tiempo, esto era porque Aldren conocía la zona y sabía que había unos lugares más seguros que otros para transitar. Había vivido en esa zona por años cazando bestias salvajes de todo tipo, como también bestias con habilidades mágicas, aun creía que le faltaba mucho para alcanzar su meta, pero ya se veían indicios de su progreso, un cuerpo tremendo, y una habilidad casi inhumana con la espada, pero esto no le satisfacía, si quería cumplir lo que quería necesitaba hacer más que eso, necesitaba volverse un ser más poderoso que un dragón.
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