CAPITULO 19

1158 Palabras
—Mamá estará bien. No tienes que preocuparte por ella. —Lo prometes papá, ¿de verdad?. —Si. —besa su cabeza —¿Qué te parece si vamos por una tasa de leche a la cocina? Mueve su cabeza en afirmación. Me mira y me dice que no tardará así que le sonrío en respuesta. Ella se aferraba a su mano al salir de la habitación haciendo que sintiera un nudo en mi garganta porque no me daba cuenta de lo mucho que la habia afectado todo esto a Violet. Vuelvo a ver al medico y puedo ver que esta asombrado y no entiendo cuál es la sorpresa. —¿Esta bien? —¿Ah? …—murmura saliendo de su asombro —Si, si. Lo estoy. —me mira fijamente —¿En verdad es la esposa del hijo mayor del señor sebastian? —¿Tan extraño es que lo sea? —No es por usted señorita, digo, señora Vlarios. —voltea y se asegura que no haya nadie afuera. —Solo que todos los miembros de esta familia e incluso los que trabajamos para ellos, sabemos que él odiaba la idea del matrimonio y mucho menos la idea de lidiar con hijos. Él odia a los niños y prefiere vivir solo y encontrar el placer en mujeres que saben perfectamente quienes son y de donde vienen… por eso cuando me dijeron que era para atender a la esposa de Abel Vlarios me quedé en shock y ahora que lo vi actuando como un esposo y padre me quedé impactado sin creer que fuera el mismo hombre que despreciaba la familia. —No diga eso —ladeo una sonrisa —Seguramente hubiera hecho lo mismo con alguien mas de su familia. —Perdoneme señora, pero Abel Vlarios es de los hombres que solo se preocupan por si mismos. Hace 14 años, su hermana menor se encontraba enferma, ella le pidió ayuda pero él hizo de la vista gorda, solo cuando su madre volvió pudo recibir mi ayuda porque él dijo que no era su problema. —No podía ella llamar a un hospital si no sabia su numero. —Señora, los ricos no van a hospitales a menos que sea una operación de emergencia, ellos pagan al mes a un medico capacitado en todo. Supongo que debe ser difícil para usted adaptarse a este nuevo mundo. —¿Tan ovio es que no soy como ellos? —Solo una mujer que refleja amabilidad y dulzura en sus ojos podría con la dureza y frialdad del corazón de Abel y créame, ninguna mujer rica posee eso. “Si supiera la verdad, no diría eso” El medico me tomó unas muestras de sangre y me dejó unas pastillas para el resfrío. Esperó a que él volviera. Al verlo le dice que mañana antes del mediodía tendría los resultados de mis exámenes así que hasta entonces, debería guardar reposo. Me mira y me sonríe como si en verdad sintiera amor por mi y eso me hace preguntarme el porque lo hizo, puede que sea para que todos vieran que es un verdadero esposo preocupado, pero, era algo incensario porque pudo simplemente ir a la farmacia y comprarme algo, pero optó por llamar al médico de su familia. Con el pasar de las horas de la siguiente mañana, tuve que quedarme en cama y gracias a dios no recibí ni una visita de la familia de Abel. él se había ido a trabajar y mi hija forzosamente fue a la escuela. Al estar a punto de dormirme escuché dos golpes en la puerta haciendo que me despertara de golpe y al ver al medico le sonrío y me acomodo. —Creí que llamaría por los resultados. —Quise venir en persona. —puedo ver que se veía preocupado —Señora, le hice un hemograma y los resultados arrojaron que usted tiene anemia. El miedo se apodera de mi cuerpo cuando dice anemia. —¿A–Anemia? —También posiblemente tenga gastritis. —¿Q–Qué? —¿Se ha estado alimentando bien? —B–Bueno… en mi trabajo anterior… no tenia tiempo por mi trabajo, a veces mi jefe no me daba respiro y yo… no comia… “Por las demandas de Abel no comía porque no quería que me corriera de mi puesto” —Señora… su hemograma tiene la presencia de eosinofilia así que debemos hacerle una endoscopia para saber en que estado esta la enfermedad. —No creo que sea necesario… —Lo es, si no se trata a tiempo puede convertirse en cancer. Mi alma abandona mi cuerpo al escuchar la palabra “cancer” —C–Cancer. Mis labios tiemblan al decirlo en voz alta. Toda mi vida le he temido a esa enfermedad, cáncer por eso siempre iba seguido a los chequeos de mama y matriz para asegurarme de que todo estuviera bien en esas partes, pero luego la vida me abofetea recordándome que hay otros cáncer que me pueden matar. “Yo no quiero morirme por un cancer” —Le avisaré a… —¡No! —protesto alterada, pero me controlo de inmediato —Por favor… no quiero que él lo sepa hasta saber que no sea nada malo. —Si no lo hago, podrían despedirme… —¿Violet?. Palidezco al escuchar la voz de Abel pero me asusto al ver a mi hija de pie en la entrada de la habitación con lagrimas en sus ojos. —C–Cancer… mamá… —Hija no. —¿Qué pasa? —pregunta él confundido —Violet porque lloras... —¡Todo es tu culpa, tu eres el culpable de que mi mama tenga cáncer! Ella salió corriendo y escuché como lanzó la puerta con fuerza, me levanté y golpee la puerta con poca fuerza para que me dejara entrar pero no lo hizo y solo la escuchaba llorar, volteo y veo a que Abel, se encontraba petrificado mientras el medico se acercó a él seguramente para hablarle de la situación. —Violet cariño… te prometo que estaré bien. Iré al medico y veras que no es cáncer. —Lea. —el dijo mi nombre, el mismo que usaba con desprecio cuando trabajé para él —Iremos ahora mismo por esos exámenes. —No te preocupes, iré a un medico… Me toma de la muñeca sin quitarme los ojos de encima como si me pidieran por favor no negarme por lo que no tuve mas opción que seguirlo. Al llegar al hospital Abel ordenó que me hicieran todos los exámenes que pudieran para descartar cualquier enfermedad y así fue, pero eso demoró todo el día y cuando tenían los diagnósticos de la endoscopia, el medico era una fortuna que solo fuera gastritis, era tratable pero no debía estresarme y debía comer más saludablemente para que pueda llevar una vida normal nuevamente, también me dio vitaminas para la anemia.
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