CAPITULO 16

1339 Palabras
Ni si quiera sabia de lo que estaba hablando, ¿él… disculparse conmigo?, ja, si, como no, aunque… bueno… en realidad si lo hizo esa tarde en el baño. —Dime que si te devolvieron el mismo puesto porque sería injusto que no lo hiciera, incluso hicimos huelga por la injusticia que se te hizo. —¿Huelga? —Si, todas nos unimos cuando nos dimos cuenta de que te despidieron por simple capricho del presidente, todas somos testigos de lo mucho que te esforzabas todos los días para que al final te echaran de aquí y sin un centavo. Lo sabía, era demasiado bueno para que naciera de su avaro corazón el querer disculparse conmigo sinceramente, se disculpó porque las chicas iniciaron un huelga. “Que más se puede esperar de alguien como él” Ella me cuenta todo con sumo detalle y es que para todas no es algo nuevo que él quería echarme desde hace tiempo para meter a una secretaria linda y disponible a sus antojos y gustos para tener una diversión extra en la oficina. Claudia me toma de la mano y me lleva con sus amigas, no quería porque no soy muy sociable pero cuando estaba con ellos, todas fueron muy amables, super amables y eso me sorprendió y me sentí cómoda, enserio. —Dinos la verdad y no mientas, ¿es cierto que le diste una paliza y por eso no te dio ni un centavo? —preguntó una de ellas ansiosa de saber mas de la historia. —No quiero hablar de eso y más ahora que soy su asistente. Todas me vieron con la boca abierta, me preguntan si enserio soy su asistente y yo respondo con un si antes de darle un mordisco a mi hamburguesa. “¡Que rica esta dios mío!” No les presto atención por unos momentos y de pronto miro que todas se ponen de pie asustándome y haciéndome pensar en si hice o dije algo mal. —Muy bien chicas. —dijo claudia con seguridad —Hay que asegurarnos de que esta vez, él no quiera echarla. —Tienes razón. Haremos de que se arrepienta de haberte tratado como una vil y asquerosa cucaracha. —¿Cucaracha? —repito confundida —Oigan… Con mis mejillas infladas por la comida las observo confundidas. —Es hora Lea, te convertiremos en una hermosa asistente. —¿Qué?... —Deja eso y ven con nosotras. —Pero mi hamburguesa… —Olvídate de eso. Todas me arrastraron hasta los baños, buscaron en sus cosmetiqueras y sacaron todos los maquillajes que cargan consigo en sus carteras. Mi cabello recogido en una coleta me lo soltaron, claudia lo ve y se admira diciendo que es una cabellera larga y hermosa que se debe lucir siempre, pero yo no quiero porque me estorba el cabello suelto. —Si.. esta base te quedará bien. Pásame el rímel y rubor porque parece una muerta en vida. Como una muñeca me empezaron a maquillar, labios, pestañas, cejas, rubor… quería salir corriendo, pero ellas no me lo permitieron y me acorralaron para según ellas, dar los últimos toques a mi rostro. Me miran de pies a cabeza y fruncen el ceño al ver mi ropa y me reprochan por la mala forma de vestirme, pero yo no le veo nada de malo, además de que me siento cómoda así como me visto. —Hay muchas formas de sentirse cómoda pero bien vestida querida. Vamos a deshacernos de este saco tan anticuado y esta camisa blanca irá por dentro. —era como un títere en sus manos que solo se movía cuando ella quería. —Falta algo más… ¡ah! Ya se. —busca en su bolso y saca un cinturón muy lindo. —Excelente. —¡¡Espera… Una de las chicas desabrocha dos botones de la blusa de mi blanca, me piden que me vea en el espejo, pero no habría ningún cambio para mí porque sigo siendo yo misma y no… —¡Qué demonios!... —me quedé sin palabras, en shock —¿Enserio soy yo? —Esta…. Es la verdadera y espectacular Lea. ¿Qué dices ahora chica? —Me veo… —Radiante… —Hermosa... Las chicas dicen las palabras por mi porque estoy que no me la creo de que esa mujer en el espejo sea yo. No quería salir del baño, me sentía extraña, como si fueran payaso, no estoy acostumbrada a tanto maquillaje. Al principio me vi fabulosa pero cuando dijeron que debíamos salir, la emoción se esfumó así como apareció. —Lea, tendrás que salir tarde o temprano o quieres enfadar otra vez al presidente. —Dame desmaquillante y lo haré. Ella mira de reojo afuera de la puerta y dice el nombre de Abel como si nada para después salir despavorida. Asustada me asomo para ver si era otra de sus bromas, pero fue un error haberlo hecho porque me encontré con su cara de pocos amigos. ―Enserio me… Me miró fijamente, no me quitaba los ojos de encima y cuando habla me pregunta si era yo y eso hizo que avergonzara porque seguramente pensará que me veo horrible, aunque ellas dijeran que había quedado fabulosa. —Tenemos que salir. Apresúrate. —habla al reaccionar —Anda. Caminé a su lado para ir por mis cosas, pero él dijo que se adelantaría así que tuve que ir corriendo por mis cosas, aunque no es mucho. La secretaria me miró perpleja cuando Sali corriendo de su oficina, al bajar del ascensor pensé que estaría en el auto, pero para mi sorpresa estaba esperándome en la entrada de la empresa. —¿A dónde vamos? Intento hacerle olvidar que me vio mientras le pregunto a donde íbamos. Busco una toallita húmeda en mi bolsa y al subir al auto saqué una para quitarme el maquillaje. —¿Por qué te vas a limpiar la cara? —murmura haciéndome verlo y noto que estaba viéndome. —¿No te gusta? —Es que… no acostumbro a usar tanto maquillaje y las chicas me maquillaron en exceso. —Deberías hacerlo más seguido, te queda bien. Parpadeo sorprendida. Guardo la toallita y desvío mi vista hacia la ventana al sentir mi cara ardía mientras parpadeo, siento un piquete en el pecho haciendo que no lo viera a la cara en todo el camino. “Supongo que sería desperdiciar el esfuerzo de las chicas”. Reviso la agenda de Abel y me doy cuenta de que tiene una reunión con unos empresarios de cuatro países, al llegar me quedo afuera viéndolo alejarse, “Conociéndolo, seguramente le ira bien” —¿Qué haces ahí? Su pregunta me confunde. —Bueno… Se acerca a mí y toma mi brazo y lo entrelaza con el suyo, estaba como... ¿qué pasa aquí? ¿Qué hace? Y como si él se diera cuenta de mi confusión me dice que en esta reunión debo estar presente como su esposa porque ellos son clientes hombres cuya esencia principal es el lema de que sus esposas tienen voz y voto como ellos. —Pero, pero… Toma mi barbilla y sonríe de la misma forma como cuando tiene los ojos encima sobre su próxima chica. Me toma de la cintura y me apega a él. —Parece ser que si me atraes como mujer. Me quedé en blanco al escuchar sus palabras en mi oído. Me mira y fue en un segundo, pasó tan rápido que no lo vi venir, me besó afuera del hotel más prestigioso del país. Su labios se mueven encima de los míos y al sentir que no le correspondo me muerde haciéndome abrir la boca y fue un error porque le acceso completo para profundizar el beso. Mi mente se nubla y mi cuerpo se congela por completo, quiero negarme, pero me toma de forma posesiva de la cintura apegándome mas a su cuerpo haciendo que sintiera su respiración acelerada, mi cuerpo se ablanda y comienzo a ceder sin darme cuenta.
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