—¿Q–Qué demonios crees que haces?
Pongo mis manos sobre su pecho y le doy un ligero empujón para quitármelo de encima.
Me mira como si fuera un aperitivo, me toma con firmeza de la cintura nuevamente hasta encajar sus dedos en mi piel con rudeza. Nerviosa intento quitármelo de encima, pero me doy cuenta de que posee más fuerza que yo.
“Es un hombre después de todo, claro que tendrá más fuerza que yo”
—No sabía que te causaba tanto nerviosismo.
—Y yo que fueras un maldito psicótico. Ya suéltame.
Mi piel se eriza cuando escucho que dicen su nombre por lo que tuve que golpear su costilla con mi codo para que me soltara. Se inclina de dolor un poco y me mira furioso por golpearlo.
Me alejo lo suficiente cuando están mas cerca.
—Creímos que no vendrías.
—Solo tuve un… contratiempo pequeño. —me mira molesto mientras masajea su costado derecho —Entremos.
Cortante y realmente molesto me ordena que entre con él así que me vi obligada a hacerlo porque me susurró al oído nuestro trato.
Siguiéndolo detrás fisgoneo disimuladamente. Es la primera vez que entro a un lugar como este, en verdad que su nombre indica lo prestigioso que es. Fuimos hasta el restaurante del hotel donde ya se encontraba lista la mesa que no se me fue informada para reservar, por cierto.
Me quedo a su lado viendo como los clientes de Abel ayudan con sus sillas a sus esposas. Ellas eran hermosas, sus uñas muy bien arregladas, las curvas de sus cuerpos fitness me hace ver que soy un cero en comparación a tantas bellezas que ellas poseen, por eso sus esposos las tratan como si fueran cristales que se pueden romper.
—¿Amor?
Reacciono cuando siento a Abel sacudirme para volver de mi mente. Parpadeo un par de veces antes de volver en mí misma y cuando lo hago me congelo al ver que él había hecho lo mismo que ellos para mí. Incrédula de que sea real me señalo a mi misma y él me sonríe asintiendo.
No le quito los ojos de encima hasta tomar asiento y acomodarme mejor, lo sigo con los ojos hasta que toma asiento a mi lado.
“¿Enserio acaba de pasar?”
—Muy bien, primero, una rica comida y luego los negocios, ¿Qué opinan?
—Es excelente. —responde una de las mujeres manteniendo una sonrisa encantadora. Sus ojos se posan sobre mi aun sonriendo —Nos alegra mucho conocer al fin a la mujer que logró conquistar el frio corazón de Abel Vlarios.
—A mí también me gustaría conocerla.
Suelto un chillido de dolor por la patada en la tibia de mi pierna izquierda. Cabreada lo miro y él se ríe diciéndole a los demás que soy una persona que ama las bromas haciéndome darme cuenta de lo que había dicho antes.
—Cayeron. —me rio torpemente —Si… si, yo soy…esa chica que se robó el corazón… frio de este… ser. —Me mira con una sonrisa fingida. —Aunque fue difícil, pero nadie puede resistirse a mi gran personalidad alegre pero también gruñona y demandante.
—¿Enserio? —dijo uno de ellos —Bueno, es algo sorprendente porque una vez dijo que sus preferencias por las mujeres eran diferentes a lo que dice.
Me di cuenta de que una de ellas no le quitaba los ojos de encima a Abel.
—Claro que son diferentes —afirmo y él me mira para que guarde silencio, pero lo ignoro —De no ser así ahora mismo estaría con una chica con mas operaciones que las que tuvo Maicol Jackson. Pero dicen que los polos opuestos se atraen y henos aquí.
Ellos se ríen por un instante corto.
—Dime, ¿no has pensado en ir al gim?. Sé que lo natural es fabuloso, pero…
—Los cambios en mi cuerpo no son naturales, señora Joeson porque si no esta enterada, una mujer sufre muchos cambios después de dar a luz.
—¿T–Tienen hijos? —preguntó la mujer que quería que Abel la viera, aunque sea por unos segundos. “Ay pero que resbalosa es” —¿Enserio?
—Claro. Tenemos una hermosa hija, es… la princesa de papá, ¿no es así, amor?
—Por supuesto. —No me quita los ojos de encima. — Ella es mi mayor orgullo y toda una guerrera. Imagínense que les dio una paliza a unos niños de su escuela por intentar hacerle bullyng. Cuando me llamaron de la escuela creí que tendría que demandar a varios padres, pero fue todo lo contrario.
Atónita escucho como habla de Violet con emoción, ni siquiera me lo podía creer y claro que las mujeres no veían eso como algo que ameritar porque es una niña, pero si fuera un niño por supuesto que estarían encantadas de la rudeza.
—Tienes suerte, amigo —dijo uno de ellos. —A mi me llamaron hace unos días atrás, pero porque mi hija fue insolente con su maestra. Ya quisiera que ella fuera como tu hija.
—Violet, es una chica activa y muy lista como su madre, nada se le pasa por alto.
Yo me quedé en silencio escuchándolo conversar con los que serían sus próximos clientes al parecer porque supo cómo ganárselos en verdad; me sorprendió tanto porque en verdad se veía como un padre de familia orgulloso de que los demás admiren a su hija.
Todo el tiempo lo estuve observando y escuchando sus mentiras, jamás pensé que fuera ese tipo de persona tan aparentemente hombre de familia. Lleva su papel a la perfección.
—Señor. —un empleado se acerco a Abel —Una niña esta afuera dice que es su hija.
Él molesto le pregunta al chico el porque la dejó afuera esperando por lo que él salió nervioso y regresó con Violet.
—Hablando de ella. —dijo mientras toma su mano —Señores, ella es mi Ruda y hermosa hija, Violet.
Observo a mi hija y ella sonríe y los saluda cortésmente.
—¿Por qué sus ojos son diferentes?
El tono en que ella se refirió a mi hija no me gustó, tenia un tanto de burla que me desagradó.
—Es una herencia de familia que no todos pueden tener, pero yo si los heredé de mi difunto abuelo, por eso mi papá es el líder de la familia Vlarios.
Todos se quedaron en silencio incluso yo, “¿Dónde esta mi hija dulce?” ella los había dejado sin habla por la respuesta que les pareció pesada y firme para ella que es una niña aún. Abel con una enorme sonrisa tomó su mano y dejó un beso sobre sus nudillos.
—Una niña no debería de decir eso. —dijo riéndose nerviosa una de las mujeres — ¿Abel, que le enseña tu esposa a tu hija que no tiene ética al hablar?
—Le enseño lo necesario para sobrevivir en este mundo. —respondí con agriedad —Porque hay mucha peste que hará lo que sea para apagar su luz.
—Señora si quiere saber cómo es mi educación yo se la diré, —Violet habla antes de que la mujer lo hiciera —Mi madre me educa para que ningún hombre se crea mejor que yo, pero también me educa a nunca mentir y ser amable y buena con ciertas personas, como usted, por ejemplo. —ella abre su boca desconcertada — Y mi padre me educa para ser astuta, perspicaz, lista y ambiciosa para conseguir lo que quiero.
—¿Qué?..
—Mi madre es la mejor mujer que conozco, es hábil y fuerte pero sobre todo, es una mujer que nada se le pasa por alto, ni siquiera el hecho que usted quiere denigrarla porque es una mujer aparentemente perfecta.
—¿Niña, dices que mi esposa trata de humillar a tu madre? —Violet asiente —¿Por qué crees que lo haría?
—Ella tiene la misma mirada que todas las mujeres cuando ven a papá. Mi mamá claro que no dirá nada porque si conoce la ética y el respeto.
Sentí que estaba en un gran abismo que me estaba tragando, mi hija estaba cambiando y no me estaba dando cuenta, hasta ahora.
—Seremos sinceros Abel. —dijo uno de ellos ladeando una sonrisa —Cuando nos dijeron que tenías una familia, creímos que era una farsa montada por ti para poder ganar mas poder que tu padre. Pero observamos que al solo hablar de tu hija te emocionabas mucho; tal y como lo haría cualquier padre, La mencionabas con mucho orgullo. Ahora que hemos visto que no es una farsa como lo había comentado la esposa de joeson, aceptamos trabajar con la familia Vlarios.
El trato se había cerrado y por supuesto fue más que una simple victoria para Abel y me preocupa porque lo conozco bien y de continuar las cosas así, nos echará a la calle, así como lo hizo conmigo ese día en la oficina.