Christopher
—¡Siéntate! —grité, intentando calmar a aquella cría, que me hacía sentir celos y desesperación.
Sentí cómo Ivy me ignoraba con un simple giro y el trote de su cuerpo alejándose del mío.
No lo pensé dos veces, rápidamente me puse de pie para seguirla y hacerle entender quien tenía el mando, pero lamentablemente los otros dos idiotas de igual forma la siguieron, quedándonos los tres afuera del baño femenino.
—Todo es tu culpa por emborracharla.
Miré al imbécil europeo que me echaba la culpa de todo, a lo que yo rápidamente me defendí.
—La culpa es tuya por acostarte con ella.
El mejor amigo de Ivy me miró enrabiado, mucho más que de costumbre. Parecía enfurecido porque sabía que tenía la razón.
Alcé una sonrisa socarrona, victoriosa.
—Eres un desgraciado —trató de def
