Damián se despertó sintiendo mucha calor, abrió sos ojos y lo primero que miró fue a ella dormida y empapada de sudor. Preocupado tocó su frente y se alarmó al sentirla caliente, era de ella que emanaba aquel calor.
Rápidamente se levantó de la cama caminando hasta el baño, lavó su boca para luego buscar una toalla y mojarla, volvió hasta ella y lo puso sobre su frente. Le apartó las sábanas para que el aire fresco refrigerara su cuerpo.
Buscó en la gaveta de su mesita de noche pastillas para bajarle la temperatura, cuando las encontró fue en busca de agua, se decía que había que hidratarse mucho para bajar la fiebre.
Volvió a la habitación y se sentó a la orilla de la cama, estiró su brazo hacia su rostro apartando con suavidad el cabello que le caía.
—Irina —la llamó, inclinó su
