Capítulo 3.La hija de la Luna.

1472 Palabras
“Entonces es verdad “, pensó Kratos al ver a Alana. —¿Qué ocurre hermano?—Preguntó Mujan al ver que se estaba perdiendo de algo. —La descendiente de la Luna…creo que es ella. Todos se quedaron pasmados, inclusive Alana, todos conocían la profecía del emperador, pero era imposible. Ella negó. —No majestad, creo que me confunde…yo no… —¿Ella?, ¿Estas seguro?—Preguntó Mujan al ver a la chica, ¿Por qué Kratos estaba diciendo eso?. Kratos negó. —No estoy seguro, solo hay un modo de saberlo. De pronto la noticia se regó por todo el palacio, una de las sirvientas qué había escuchado todo, regó la noticia y solo bastaron unos minutos para que llegara a oídos de la emperatriz, quien al enterarse, corrió al salón donde sus hijos estaban. Al llegar se dio cuenta del alboroto qué se hizo rápidamente, una joven qué lloraba y una mujer que rogaba piedad. —¿Qué ocurre aquí?—Preguntó la emperatriz con autoridad. Cuando le fue explicado todo, posó sus ojos en la joven, Alana era hermosa, de piel lechosa y lisa, de ojos hermosos y de cabello oscuro como la noche. —Ya veo— dijo y miró a su alrededor, había muchos ojos curiosos. —Quiero a todos fuera—Ordenó la emperatriz tomando el control de la situación. Pronto todos salieron de aquel lugar, y solo quedo Alana, su tía, Kratos, Mujan y la emperatriz. —¿Y como planeas saber si es ella o no?—le pregunto la emperatriz a Kratos. Él sacó una daga y Alana se asustó, ¿Qué pretendía hacer?. —No mi señor, por favor, no me mate yo no… Kratos sujetó la mano de Alana y la sintió temblar. —No te haré tanto daño, solo necesito un poco de tu sangre— dijo mientras clavaba la punta de su daga en la mano de la chica. Alana cerró los ojos y dejó escapar unas lágrimas, una pequeña herida se formó en la palma de su mano. La sangre salió ligeramente. Y de pronto, Alana abrió los ojos al sentir la lengua de Kratos en su piel, sus mejillas se pusieron coloradas al verlo lamer su mano, ella no podía creerlo, estaba congelada, incapaz de moverse. Kratos saboreo la sangre de la chica y sintió un hormigueo en la garganta. —¿Y bien?—Preguntó Mujan un poco inquieto y desesperado por saber si aquella profecía era verdad o no, no habían recibido profecías desde hacía casi cincuenta años, así que era emocionante saber si la profecía de la hija de la Luna era correcta. Kratos levantó su mano hacia un jarrón, y de pronto…, las mujeres gritaron al ver como una pared se hizo añicos en un segundo. —¿Qué demonios haces?—Preguntó Mujan un poco asustado de ver el poder de su hermano. Kratos estaba asombrado, jamás pensó que este día llegaría en su presencia, ni siquiera creía en aquella leyenda tonta sobre la niña* con él corazón de la Luna, miró a Alana y se limpió los labios. —Es ella. Todos quedaron atónitos. Alana no entendía nada, los príncipes y la emperatriz se fueron para hablar a solas mientras qué ella se quedó con su tía. —¿Qué va a pasar ahora?—Preguntó Alana sin comprender del todo lo que pasaba. —Están equivocados, ¿Verdad?. La señora Beatriz miró a su sobrina y se sintió un poco tonta de no haberse dado cuenta antes, ahora su destino era incierto. —No lo sé querida, pero sea lo que sea, yo siempre estaré para ayudarte, hay que esperar a… De pronto Kratos entro junto con la emperatriz. Alana los miró con angustia, ¿Qué harían con ella?. —Alana, ¿Has oído hablar de la profecía del emperador?—Preguntó la emperatriz. —Por supuesto majestad. —Entonces sabes que él deber de la hija de la Luna, es ayudar al imperio. —No entiendo…. —A partir de hoy, vivirás aquí, en el palacio, hasta que sepamos como sacar el poder qué llevas en tu interior. —Pero majestad… —¿Acaso vas a rechazar la propuesta de tu emperador?—Preguntó la emperatriz con seriedad. Alana agachó la cabeza y negó, ella no podía hacer tal cosa, rechazar al emperador era un crimen. —No majestad. —Muy bien. —Mi señora, Alana es muy joven, ella no sabe nada de la realeza, no sabe comportarse, ella… —No se preocupe por eso, no es nada que no se pueda aprender, cuidaremos de ella, téngalo por seguro— Dijo la emperatriz sin la intención de discutir mas. Fue así como Alana miró a su tía ser escoltada hasta la salida, jamás pensó que esto iba a pasar, se sintió un poco abrumada, debían de estar equivocados, todo pasó tan rápido qué ni siquiera supo como reaccionar. —Señorita, mi nombre es Laret, estaré a su servicio de ahora en adelante, cualquier cosa que necesite, no dude en pedírmelo, sígame, la llevaré a su residencia— dijo una de las sirvientas asignadas a Alana. Alana asintió, tal vez, cuando todo se calmara, ella podría hablar con el emperador y tal vez, la dejarían ir, al ver que habían cometido un error. —Este lugar es muy grande— dijo ella mientras veía todo, miró a toda la gente que iba de un lado a otro y sintió curiosidad. —Toda esa gente… —El emperador no esta muy bien de salud, todo es un caos justo ahora—Dijo Laret. —Si, escuché los rumores. —Creo que pronto el príncipe Mujan será el nuevo emperador. Alana asintió. —¿Y Kratos?. —Kratos no pasa mucho tiempo en el palacio, él suele estar en el campo de batalla. De algún modo, Alana se sintió un poco aliviada, Kratos era muy intimidante, totalmente opuesto a su hermano, era toda una leyenda, un héroe, pero al mismo tiempo también estaba segura de que era un hombre sin alma. —Es un poco…intimidante. Laret asintió. —Yo diría que aterrador, pero gracias a él, hoy estamos aquí. —Si, eso es verdad. —Debe estar muy asustada, pero todos aquí saben lo importante que es usted, así que no correrá ningún peligro, el palacio es muy…caótico, pero usted está a salvo, en especial porque el príncipe Kratos esta aquí. —Creo que se han equivocado. —Me temo señorita qué es imposible que él príncipe Kratos se equivoque. Alana sintió pena de escuchar eso. —La profecía dice que la hija de la Luna será la nueva emperatriz—Comentó Laret. Alana se ruborizó y negó. —Mujan ya esta casado. —Eso se puede cambiar, además…yo tengo mi propia teoría. —¿Cuál?. —Mujan no es el primogénito del emperador, Kratos fue quien debió de ser nombrado sucesor, además, él aún no se ha casado. —Prefiero no pensar en eso. —Si señorita. Al llegar a la que sería su nueva residencia, Alana se sintió muy emocionada, estaba acostumbrada a vivir modestamente en una pequeña casa, pero aquí, le iban a dar su propio lugar, una hermosa casa dentro del palacio, solo para ella. —Es muy grande. —Los aposentos de la emperatriz son el triple de esto. —¿De verdad?. —¡El general Kratos esta aquí!. Alana se sobresaltó al escuchar aquel anuncio de los guardias que cuidaban su puerta, salió de su casa y se asustó al ver aquel hombre de pecho fuerte y de mirada asesina. —Majestad— dijo Alana e hizo una reverencia. —Solo vine a decirte que a partir de mañana empezarás tu entrenamiento. —¿Entrenamiento?. —Así es, el poder qué tienes hace que los magos amplifiquen toda su magia, tal como pasó hace un momento, yo solo quería romper un jarrón, pero gracias a ti, se rompió una pared entera. —No se pelear y si solo toma mi sangre como hace un momento. Kratos frunció el ceño.—¿Esperas que te drene y le de un vaso de sangre a cada mago qué irá al frente a combatir a los Yaruk?. Alana negó rápidamente. —Por esa razón tienes que aprender a sacar tu poder y ayudarnos, así que necesitas saber defenderte. —¿Defenderme?. —Si, tu vendrás a la guerra con nosotros cuando estés lista, así que debes aprender a pelear y si no, por lo menos a que no te maten. —Y…¿Y si no soy lo que esperan?. Kratos la miró, ella estaba asustada. —Pues entonces no serás de utilidad para el palacio, y ordenaré que te cuelguen a ti y a tu familia, espero que eso te sirva de motivación.
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