Capítulo 6. El poder.

1408 Palabras
—¿En qué piensas mi bella flor?—Preguntó Mujan al ver que Alana estaba sumergida en sus pensamientos y no le prestaba ni un poco de atención, usualmente las mujeres se morían por estar con él, pero Alana no parecía ni un poco emocionada. Alana lo miró con asombro y sonrió rápidamente para disimular lo distraída que estaba. —En nada príncipe. Mujan sonrió, sin duda Alana no era como todas las mujeres nobles del palacio. —¿Piensas en el matrimonio?. Las mejillas de Alana se ruborizaron. —No, por supuesto que no—Dijo ella mirando su residencia a escasos metros. —Que pase buena noche príncipe. Mujan tomó a Alana de la mano y la acercó a él. —Déjame protegerte. —Mi señor, ¿Que hace?— Preguntó la chica muy desconcertada, se alejó con rapidez e hizo una reverencia, no estaban solos, los guardias reales seguían a Mujan a donde quiera que el fuera, pero, aun así, aquello se sintió muy incómodo. —Le agradezco su oferta, pero ya estoy aprendiendo a defenderme. —¿Te es tan fácil rechazarme?—Preguntó Mujan un poco ofendido. —No pretendo ofenderlo mi señor, pero apenas lo conozco, no quisiera cargarle responsabilidades sobre sus hombros, ya debe de tener suficientes. —Al menos permíteme estar cerca de ti. —No soy buena compañía mi señor, ahora si me disculpa, pase buena noche— dijo Alana y se apresuró a entrar a su casa seguida de Laret. Una vez dentro, se sujetó el pecho y trató de calmar su corazón agitado. —¿Está bien señorita?—Preguntó Laret al verla tan alterada, cualquier dama se hubiera sentido feliz, todas las esposas del príncipe vivían cómodamente. —Si—Respondió Alana. —Tiene que tener en cuenta, que tal vez usted pueda llegar a ser la futura emperatriz, debería ganarse al príncipe Mujan, él es un buen hombre, tal vez no lo parezca, pero es mejor que el príncipe Kratos. —Yo no pertenezco a la realeza— dijo Alana demasiado alterada. —Y más sin embargo, ya vive en el palacio, usted no es cualquier mujer, ¿No se da cuenta de lo importante que es?, no solo para el futuro emperador, si no para la ciudad de Jade. —Hace unos días vivía modestamente en una casa junto a mi familia, y ahora, ni siquiera se algo de ellos, y aquí, sé que no soy bienvenida. —Se que él palacio es un lugar tenebroso, y es por eso que debe de asegurar un lugar aquí, el emperador no está bien, y será cuestión de tiempo para que la emperatriz sea desplazada, una vez que Mujan sea el nuevo emperador, Kratos difícilmente vendrá al palacio, eso querrá decir que usted dependerá de la protección de Mujan. —Tal vez me dejen ir. —¿Qué vida cree que le espera afuera?, hay magos qué querrán su poder, su identidad ya no es secreta, no todos pelean por el bien de Jade, ¿Por qué cree que no la dejan ir?, si usted sale, pueden matarla y entonces todo sería en vano. Alana no había pensado en eso, estar presa en el palacio, o ser presa de alguien más afuera. Esa noche apenas pudo dormir, a la mañana siguiente, se levantó temprano y fue a entrenar, esta vez lo hizo mejor que los últimos días. Fueron días largos, hasta que una mañana mientras entrenaba, Argón le daba clases de defensa. —Cuida tu postura— Ordenó Argón y golpeo las costillas de Alana con una vara delgada que no le causaba daño, pero si un ligero dolor, Alana solo frunció el ceño, era difícil acostumbrarse a ser golpeada constantemente. —Muy bien, ahora ataca. Alana se lanzó contra Argón, le dio un par de golpes y al final Argón la tumbó al suelo. —Vamos Alana, sé que puedes dar más. Alana se puso de pie, respiró con fuerza y se lanzó contra Argón, pero éste solo la esquivó y le dio otro golpe en la espalda con la vara, Alana empezaba a enojarse, estaba cansada de no poder contra ellos, estaba cansada de ser tan débil, se lanzó contra Argón de nuevo y él la golpeo en el brazo. —Tienes que agudizar tus reflejos, tus movimientos son predecibles. Alana se lanzó de nuevo y logró golpearlo un poco, pero Argón la golpeo de nuevo en la espalda con la vara. Alana respiraba con fuerza, miró a Argón con coraje y él solo sonrió. —¿Estás molesta?, defiéndete entonces. De pronto un destello salió del pecho de Alana, aquel destello cegó a Argón por completo, inclusive Bacil quien estaba a escasos metros mirando todo, quedó cegado, Alana se lanzó sobre Argón y le hizo una llave, tirándolo al suelo, enfurecida, por poco lo golpea en la cara, pero se detuvo en el último segundo al ver el asombro en los ojos de Argón. De pronto aquel destello se desvaneció, Argón no podía apartar la vista de la chica, por un momento dudó de que ella fuera quien derrotaría a los Yaruk, pero por primera vez, él era derribado por una mujer. Alana respiró hondo, se dio cuenta de lo que había hecho y se miró a sí misma, confundida y asustada, ¿Cómo había hecho aquello?, ¿Cómo hizo que esa luz saliera de su pecho?. —Lo siento— se disculpó de inmediato poniéndose de pie. ‘Clap, clap, clap’…Mujan aplaudía mientras se acercaba, había visto todo y quedó maravillado. —Vaya, impresionante. Argón se puso de pie e hizo una reverencia. —Veo que avanzamos—Dijo Mujan igual de asombrado como todos los que estaban presentes. —Así es señor—Dijo Argón un poco avergonzado, aquello lo había tomado desprevenido, se había confiado, creyendo que la chica era débil. —Me alegro. Alana hizo una reverencia y se marchó rápidamente, Mujan la siguió y la detuvo cuando logró alcanzarla. —Oye, ¿Estas bien?. Ella negó. —Esto me asusta. —Y es por eso que dos magos clase cinco te enseñan. —No lo entiende mi señor, hay algo dentro de mi…qué temo no poder controlar. Mujan abrazó a la chica y acarició su cabello. —Tranquila, tengo fe en ti. Eso no era lo que Alana quería escuchar, explicarle al príncipe Mujan era inútil. Esa misma noche… —No he visto al príncipe Kratos. Laret ayudaba a Alana a alistarse para ir a dormir, después de los eventos de esa mañana, Alana se había ganado el respeto de quienes dudaban de ella. —El señor fue llamado al campo de batalla, nadie sabe cuándo vendrá, puede llegar mañana o dentro de algunos meses—Respondió Laret. —Son tan distintos. —¿Se refiere a los príncipes?. —Si. —Mujan fue criado en el palacio, Kratos en el campo de batalla, por supuesto que serán diferentes. —Entiendo. —Hoy fue un día difícil, descanse ya señorita. Alana asintió y se fue a la cama. ………… En los sueños de Alana: —Ayúdame… —¿Quién eres?. —Alana…ayúdame. La mirada de Alana se clavó en aquellos hermosos ojos color ámbar, una corriente helada la invadió al ver a Kratos tirado en el suelo completamente lleno de sangre. —¿Qué ocurrió?—Preguntó ella demasiado asustada. Kratos extendió su mano hacía Alana y ella no dudó en correr a sujetarla, Alana sentía que estaba perdiendo a la persona más importante de todo el mundo, se llevó su mano al rostro y comenzó a llorar. —Dígame como ayudarle. —Por favor…dame tu corazón. Alana abrió los ojos y lo miró un poco asustada, pero al verlo, su miedo desapareció. —Lo haré mi señor. La mano de Kratos se iluminó y se acercó al pecho de Alana, ella sintió una punzada aguda en su pecho, y de pronto un destello qué le causó mucho dolor. —¡Despierta!. —Mi señor… —¡Alana despierta!. ……….. Alana abrió los ojos de golpe, solo para darse cuenta de que estaba flotando en los aires, y un resplandor cegante la envolvía, pegó un grito y aquel destello desapareció, cerró los ojos para esperar un golpe seguro y de pronto cayó en los brazos de alguien. Abrió los ojos y se quedó echa hielo al ver que era Kratos quien la había cachado en sus brazos.
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