—Toscana, ¡vete ahora mismo, no es momento para ir al baño! —grita el juez y sólo espero que obedezca para volver a respirar con normalidad. —Señor Harb. —Dime Toscana —responde. —¿Cree que tener a Evan y a Lawrence juntos pueda funcionar? —interroga la tipa. —No lo sé, creo que el idiota de mi yerno siente algo por ella, pero no estoy seguro si ella también, además sus guardaespaldas no se apartan de su lado. —Podemos tomar fotos, en las que parezca que hay algo entre ellos —sugiere ella. —No lo sé, mi hija va a sufrir, pero sería una excelente manera de quitarnos de encima a Evan —espeta Harb—. Últimamente lo tengo pisándome los talones y no puedo permitir que me descubran, tenemos muchos clientes importantes en las páginas para que queden al descubierto. —No se preocupe, tendré a