Narra Violette Al siguiente día que llegamos a España fui a la empresa donde felicité a los empleados por el excelente trabajo que estaban desempeñando. Por la tarde salí a dar un paseo por la ciudad, muchos recuerdos bombardearon mi mente. Sobre todo al ver la cafetería donde solía ir con mis amigos. Pasé maravillosos momentos con ellos, tal vez ellos estuvieron forzados a estar conmigo por conveniencia y nunca fueron auténticos, pero al menos yo si lo fui. Y esos recuerdos quedarán grabados en mi mente. Decidí entrar, la puerta al abrirse hizo soñar una pequeña campanilla que había en la parte superior de esta, algunos de los comensales voltearon ver. Con mucha incomodidad caminé hasta una de las mesas, puse mi cartera sobre esta. —Buenas tardes, ¿desea algo para ordenar? —preg