06

2460 Palabras
DOVE.  “La persona que intenta contactar, no se encuentra disponible” Resoplo molesta ya que desde hace una semana he intentado hablar con Emery, pero la muy maldita ha ignorado mis mensajes y llamadas lo que solo aumenta mi enojo. Hace dos días Devan y yo llegamos a Hamburgo para encargarnos del molesto asunto que es mi hermana para poder continuar con nuestras vidas, pero después de que mi abuelo me informará sobre la petición de Ralf a Emery, creo que será un poco más difícil de lo que creí. - ¿no responde? – pregunta mi abuelo junto a mí. Niego con la cabeza insistiendo una vez mas obteniendo el mismo resultado. Para alguien que siempre ha sido el centro de atención el que ella me ignore, entre todas las personas solo aumenta mi enojo, ya que esa maldita vino al mundo con un solo propósito. Servirme - Quien se cree que es para ignorarme – espeto lanzando el teléfono al fondo del bolso – la maldita no ha respondido ni una sola llamada, ni un solo mensaje desde que me dijiste que Ralf iba a ir a buscarla. - Debes tener paciencia, muñequita – habla el abuelo tomando mi mano dejando un beso en esta. – dentro de unos meses, Emery volverá a desaparecer de tu vida. - Lo hará – respiro profundamente viendo que entramos en la propiedad de los Stein – pero no sin antes joderme la vida. No he podido dejar de pensar en la condición que impuso el maldito viejo para permitir que Devan se divorcie de esa malnacida. Una condición que no estoy dispuesta a permitir que se cumpla porque, de hacerlo ese bastardo será el heredero de la familia Stein. No importa cuantos hijos tenga luego de él, ese niño será el único que realmente importara. Desde que tengo uso de razón, las personas a mi alrededor se han desvivo por complacerme. Siempre he sido la prioridad en todo y el que ese hijo de puta de Ralf Stein haga esto me demuestra que no me quiere con su nieto. Pero es algo que no voy a permitir, por que el dinero y el poder de la familia Stein no pienso soltarlo. Respiro profundamente controlando mi enojo cuando el auto se detiene en la entrada de la mansión. Esta noche Ralf nos invito a cenar en “familia” luego de dos días de haber llegado a la ciudad. Dos días en los que ese maldito viejo no me ha determinado, dos días en los que tampoco he visto a mi prometido debido a su apretada agenda. - Buenas noches, señorita – me saluda el hombre que me abre la puerta, pero lo ignoro. - Emery ¿esta aquí? – pregunto sin volverme a verlo. - La señora Stein, aun no ha llegado – responde encendiendo mi enojo. - No es la señora Stein – espeto antes de empezar a caminar al interior de la casa. Estoy furiosa porque ella este aquí en un lugar que me pertenece, siendo tratada como si realmente fuera la esposa de Devan, tomándose libertades que no le corresponden, como el tomar su auto favorito. Auto que fue hecho y personalizado exclusivamente para él. Auto que absolutamente nadie aparte de Devan conduce y el saber que ella lo tiene me despierta el instinto asesino. Una vez en el interior de la mansión somos recibidos por Elba, a su lado una mujer de unos cuarenta años bien conservada, vestida igual que el ama de llaves de los Stein. Mientras estas nos reciben los abrigos hablo observando a la desconocida. - ¿Quién eres? - Margot, la asistente de la señora Stein – responde haciéndome fruncir el ceño. - Soy yo la señora Stein – espeto, pasando por su lado dirigiéndome al salón en el que se encuentran los Stein. Ralf y su nieto menor, Dieter se encuentran sentados bebiendo whisky mientras que Devan se encuentra de pie frente al ventanal que deja ver la entrada con las manos en los bolsillos. - Buenas noches – saludamos al unísono haciendo que los que están en el sofá se vuelvan en nuestra dirección, mientras mi prometido ni se inmuta. - Dove, querida – saluda Ralf dándome una sonrisa cínica lo que me hace apretar las manos en puños – que gusto en verte. – me obligo a sonreírle mientras me acerco a saludarlo. - Esperaba verte en el recital – trato de que mi voz permanezca afable. - Tenia asuntos que tratar con mi nuera - responde de forma desafiante comuna sonrisa cargada de arrogancia. - leí que fue igual de excepcional que siempre – interviene Dieter haciendo que me vuelva a verlo. - No sabía que habían contratado una nueva ama de llaves – hablo cambiando de tema volviéndome hacia Devan que no se ha girado en ningún momento. - ¿te refieres a Margot? – pregunta Dieter a lo que yo asiento – es la mujer que ha cuidado y cuida a Emery. – me río con cinismo. - No sabia que necesitara que la cuidaran – comento - Estudio medicina, hizo un año de residencia y ahora esta en su primer año de residencia en cirugía – interviene Ralf levantando su vaso en mi dirección – me encargue de que no tuviera que preocuparse por nada que no fuera estudiar. Siento que el pecho se me contrae de rabia mientras la respiración se me torna pesada por lo que debo esforzarme por mantener la falsedad en mi sonrisa. Me esta provocando, lo sé, pero es inevitable sentir la rabia que bulle en mi interior ya que este maldito siempre me ha tratado con indiferencia. - Deberíamos pasar al comedor – cambio de tema desviando la atención a mi prometido en busca de ayuda, pero continua con la mirada fija en el exterior. - Esperaremos a Emery – responde el viejo mientras Elba entra a traer bebidas para mi abuelo y para mí. – debe estar por llegar. Asiento con la cabeza poniéndome de pie antes para ir hacia Devan abrazándolo por la cintura desde atrás dejando un beso en su cuello aspirando su exquisito aroma. - Hola – susurro en su oído - ¿Qué hay tan interesante afuera? – me pongo de puntitas queriendo observar, pero no veo nada más que el jardín delantero. - Nada – responde sin más – estaba perdido en mis pensamientos. - ¿Quieres que te ayude con el estrés? – pregunto en tono seductor, pero antes de que pueda responder Elba entra de nuevo al salón. - Disculpe señores – habla mas no nos volvemos en su dirección – la señora Stein está llegando. - Informarle que la estamos esperando – ordena Ralf mientras observo el auto aparecer en el camino de entrada. Siento a Devan tensarse sin apartar la mirada del auto que entra al garaje perdiéndose de vista. - ¿quieres que le reclame por el auto? – pregunto molesta apoyando el mentón en su hombro. No quiero que haya más interacción de la necesaria entre ellos. - Pasemos al comedor – veo por el reflejo del vidrio como Ralf se pone de pie – Emery no debe tardar. Los cinco nos dirigimos al comedor tomando nuestros lugares en la mesa. El patriarca a la cabeza, Devan a su derecha conmigo a su lado y el abuelo junto a mí. Frunzo el ceño al notar que Dieter deja el lugar a su Izquierda vacío sentándose él junto a este. Dos empleados entran comenzando a servir las bebidas en lo que Elba entra acercándose a Ralf. - Disculpe señor – habla en voz baja, aunque no tanto – la señora Stein los acompañara esta noche. - ¿dijo por qué? – pregunta él haciendo que me vuelva a verlo esperando encontrarlo molesto, pero no. - Dijo que solo quería dormir – responde la empleada a lo que él asiente haciéndole un gesto para que se marche. - Quien se cree que es, esa caprichosa – habla mi abuelo viendo a Ralf – perdona la descortesía de mi nieta, hablare con ella. - Comamos – ordena Ralf, pero antes de que podamos decir algo mas es Devan quien se levanta. - En seguida regreso – habla saliendo rápido del comedor. Sintiéndome inquieta veo como la comida comienza a servirse en lo que mi abuelo, Dieter y Ralf se enfrascan en una conversación sobre el mercado de valores, por mi parte los ignoro concentrada en la entrada al comedor esperando que Devan regrese, algo que hace unos diez minutos después. - ¿Dónde estabas? – pregunto en voz baja solo para que él me escuche. - En el baño – responde sin mas lo que me hace enojar ya que es una mentira. El resto de la cena transcurre con normalidad, aunque yo siento una ligera molestia en el pecho debido a la mentira que Devan me dijo por que en lo más profundo de mi mente sé que fue a verla. - ¿Cuándo fue la última vez que viste a tu esposa? – pregunta Dieter a su hermano quien frunce el ceño mientras Elba nos sirve el postre. - De hecho, no la conozco – responde el hombre junto a mí. - Emery no significa nada en nuestras vidas – respondo haciendo que Dieter frunza el ceño al observarme – así que eso no importa. - No quiero que hablemos de eso – sentencia Devan – ya habrá tiempo para tratar el tema del divorcio con la mocosa. - así ella regresa al lugar del que no debió volver – sonrió besando la mejilla de Devan – y nosotros nos concentraremos en nuestra boda. - Emery no regresará a Baltimore – sentencia Ralf en tono severo – luego del divorcio se quedará en Alemania ya que tendrá que estar en la vida del hijo que tendrá. La saliva se me amarga al escucharlo haciendo que no quiera comer nada más. Esa maldita no se quedará con lo que me corresponde y por lo que tanto he luchado. Me obligo a sonreír antes de beber un poco de agua antes de que la cena por fin termine. Me disculpo con el pretexto de ir al baño, pero en realidad voy a buscarla. Hace casi siete años que no la veo, jamás me intereso. sin embargo, ahora debo dejar las cosas claras con ella, puede que Ralf la quiera aquí, pero yo no y por lo tanto debe volver a desaparecer. Voy a la segunda planta dirigiéndome a las habitaciones de invitados esperando encontrarla en alguna de estas, pero no esta lo que me hace fruncir el ceño. Por lo que empiezo a revisar habitación por habitación hasta que la encuentro. Al entrar cierro con pestillo mientras enciendo las luces quedando perpleja al ver la lujosa habitación en la que se encuentra. Tenso la mandíbula mientras me acerco a la cama deteniendo al ver la mujer profundamente dormida que hay en esta. Ya no es una adolescente como la última vez que la vi, la belleza que siempre ha poseído al parecer solo aumento con los años ya que ni siquiera un pijama de algodón puede ocultarla. Su cabello de un fascinante tono blanquecino esta trenzado para que no le incomode. La rabia que siento solo aumenta al verla, por que es impresionante aun estando dormida. Voy al cuarto de baño tomando un baso el cual lleno de agua antes de volver con ella arrojándosela, haciendo que despierte de golpe. - Pero que… demonios – se limpia el rostro volviéndose hacia mi y al verme pone los ojos en blanco. – tuve un turno de cuarenta y ocho horas, puedes dejar tu berrinche para mas tarde. - Quien te crees, estúpida – espeto antes de abofetearla. - Te habías tardado – habla llevándose una mano a la mejilla - ¿Qué quieres? - Que desaparezcas – ordeno mientras se pone de pie enfrentándome. - Es algo que las dos queremos, pero desgraciadamente no esta en mis manos hacerlo – responde ella pasando por mi lado hacia el cuarto de baño – estamos en esta situación por ti y tu puto egoísmo… - No me hables en ese tono – la amenazo, pero ella simplemente me ignora. - No me interesas tú, ni tu marido – habla bebiendo un poco de agua – por mi pueden seguir viviendo en su más que tóxica relación, lo único que quiero es que me dejen en paz. Me tenso viéndola caminar a la puerta de la habitación saliendo de esta ignorándome. Siento la respiración pesada sintiendo una intensa oleada de furia que me hace reaccionar yendo tras ella. - ¡Emery! – la llamo, pero la muy maldita solo me ignora mientras baja las escaleras. - ¿Qué sucede? – escucho la voz de Ralf notando cierto toque de enojo. - Tu nuera – responde ella sin mas justo cuando bajo las escaleras, al verme me lanza una mirada cargada de enojo. - ¿la despertaste? – pregunta - Debía hablar con ella – respondo sin mas viendo como Emery avanza hacia la cocina. - ¿No podías esperar hasta mañana? – me observa molesto – tuvo un largo turno de adaptación y tú la despertaste. Molesto pasa por mi lado siguiéndola a la cocina dejándome furiosa por que la esta poniendo sobre mi y es algo a lo que no estoy acostumbrada y no pienso permitir, menos con ella que vino al mundo por y para mí. Queriendo dejar claro mi lugar avanzo hacia la cocina viendo al abuelo, Dieter y Devan salir del comedor observándome confundidos, pero los ignoro avanzando a la cocina donde encuentro a Ralf de pie junto a la encimera mientras ella rebusca en el enorme refrigerador. - ¿Qué hiciste? – pregunta Dieter molesto pasando por mi lado. – creí que dormías, copito. – le habla acercándose. - Lo hacía – es todo lo que dice cuando cierra el refrigerador con un yogurt en la mano. - Llamaré a Elba para que te prepare algo de comer – dice el menor de los Stein tomando el telefonillo, pero ella niega. - Llámala para que seque el colchón y cambie las sábanas – dice sentándose en uno de los taburetes que hay junto a la isla – solo quiero descansar. - ¿Qué haces despierta? – el tono firme y autoritario de la pregunta la hace dirigir la mirada justo tras de mi dónde se encuentra Devan. - Muy linda y conmovedora reunión familiar – comenta con sarcasmo lo que me hace avanzar un paso hacia ella, pero Dieter al ver la intensión se interpone – pero estoy cansada, muero de hambre y sueño, solo quiero dejarlo para después.
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