EMERY
Apago el motor del auto cuando me estaciono en la entrada de la casa de mi abuelo. Respiro profundamente con la mirada puesta en la puerta queriendo retrasar lo que mas pueda lo que sucederá en cuanto entre. Sostengo con fuerza el volante pasando saliva al recordar lo que sucedió la noche anterior.
Después de ser despertada bruscamente por mi hermana decidí buscar a Margot para que cambiara las sabanas empapadas ya que me negué a dormir sobre estas como en el pasado. Cuando baje a la cocina no esperaba que Ralf y Dieter reaccionaran de la forma en la que lo hicieron.
Mientras Elba me hacia algo de comer el patriarca de la familia Stein furioso hecho a Dove de su casa algo que nos sorprendió a todos y cuando mi hermana quiso alegar algo en su defensa, fue su prometido quien la saco de la casa.
Mi abuelo furioso me lanzo una mirada asesina antes de seguir a su nieta. No pasaron mas de cinco minutos antes de que me llegara un mensaje ordenándome que viniera a verlos.
- Solo serán unos minutos – murmuro para mi misma apoyando mi frente en el volante – solo debo resistir.
Suspiro una última vez antes de tomar mi bolso y celular lista para bajar, pero la alerta de la llegada de un mensaje hace que me detenga para revisar. Al hacerlo frunzo el ceño al ver de quien se trata.
D: Deja de ignorarme, tenemos un asunto que tratar.
Ruedo los ojos antes de eliminar el mensaje guardando el teléfono en el bolso luego de ponerlo en silencio. Cuando bajo del auto camino lentamente hacia la puerta notando que ha comenzado a nevar por lo que me ajusto el abrigo viendo que puerta se abre antes de llegue viendo a Bruno, el hombre que se ha encargado de la casa del abuelo desde que tengo memoria.
- Bienvenida, señorita – saluda cuando llego hasta él regalándome una sonrisa amable.
- Que gusto verte – digo abrazándolo mientras lo escucho reír. -¿Cómo has estado?
- Por aquí todo continua igual – responde con ese cariño que siempre ha tenido hacia mí. Me aparto viéndolo a los ojos notando en los suyos un brillo de tristeza. – has regresado.
- Lamentablemente así es – respondo a lo que él asiente. - ¿Dónde están?
- En el estudio del señor – dice - voy a prepararte tu té favorito – le entrego mi abrigo y bolso antes de dirigirme al lugar que me indico.
Atravieso los pasillos del lugar que ha sido mi infierno personal y al que no tenia planeado regresar. Observo las imágenes que adornan las paredes del pasillo, estas muestran la vida de la persona mas importante en el mundo para mi abuelo.
Dove Hart
Ignoro la punzada de tristeza que me atraviesa el pecho al recordar que no todos gozamos del mismo cariño. Respiro profundamente al llegar hasta la puerta del estudio queriendo prepararme para lo que está por suceder. Toco la puerta dos veces antes de que se me permita el paso y al entrar veo a mi abuelo sentado en los sofás junto a la ventana acompañado de Dove quien frunce el ceño al verme.
- Al fin nos honras con tu presencia – el sarcasmo en su tono es mas que evidente lo que pongo los ojos en blanco.
- También me alegro de verte – respondo de la misma forma. – que sea rápido lo que vayan a decirme – hablo desviando la atención hacia mi abuelo – debo descansar antes de inicie mi turno.
- Lárgate - habla Dove lanzando una carpeta de cuero n***o sobre la mesilla que hay entre ellos y yo. – olvida la condición de ese maldito viejo – tomo la carpeta abriéndola – firma el maldito divorcio y desaparece de nuestras vidas.
- Con muchísimo gusto – respondo tomando la pluma que hay dentro mientras leo el contenido del documento.
Sonrió sin humor al ver que se trata de la demanda de divorcio entablada por mi. A parte del divorcio una renuncia a todo beneficio monetario que pudiese obtener en el momento que se legalice el divorcio. Sin pensarlo dos veces firmo los documentos poniendo la carpeta en la mesita.
- Fue un gusto verlos – la ironía en mi tono es mas que evidente. Me vuelvo con la intención de irme, pero la voz de mi abuelo me detiene.
- Le debes una disculpa a tu hermana – me tenso al escucharlo volviéndome de nuevo hacia ellos.
- ¿Qué?
- La forma en la que Ralf trato a tu hermana por tu culpa – frunzo el ceño viéndolo y luego a ella que me sonríe con arrogancia.
- ¿mi culpa? - enarco una ceja - ¿Cómo se supone que es mi culpa?
- Debiste quedarte en silencio en tu habitación como lo hiciste – responde Dove viendo su mano sin interés alguno – pero decidiste hacer un berrinche.
- Lo olvidaba – sonrío sin humor – todo siempre debe girar en torno a ti…
- Deja de comportarte como algo que no eres – se vuelve a verme lanzándome una mirada de advertencia.
- ¿algo que no soy? – inquiero desafiante – gracias a tu inmadurez ya hace seis años que soy la esposa de Devan Stein… - sin que me lo espere, Dove toma lo primero que encuentra lanzándomelo.
- Maldita – se pone en pie mientras un intenso dolor hace que la cabeza me retumbe antes de que sienta que algo caliente se me desliza por el rostro. – Deva me pertenece, lo ha hecho desde que nos conocimos y no importa lo que haya pasado, ni que por un error se hubiera casado contigo – me toco la frente notando que tengo sangre – no eres nada, no eres nadie – siento un nudo en la garganta – que te hayan dado una pizca de atención no te convierte en m*****o de nuestra familia.
- Lo siento – es todo lo que digo bajando la mirada reprimiendo las ganas de llorar.
- Desaparece cuanto antes – ordena ella a lo que yo asiento.
Paso saliva mientras me doy la vuelta queriendo salir lo antes posible de este lugar. avanzo sin prestar atención al camino en lo que una serie de dolorosos recuerdos me nublan la mente, pero sacudo la cabeza queriendo ahuyentarlos ya que lo que menos quiero es pensar en mi patética existencia.
Al llegar al recibidor Bruno ya me espera con mis cosas en las manos dándome una mirada cargada de lastima, la cual evito porque odio que me observen de esa forma.
- ¿me permite ayudarle? – pregunta mientras me pongo el abrigo en lo que niego con la cabeza.
- No te preocupes – respondo tomando el pañuelo que me extiende – voy para la clínica, me encargare de esto ahí.
- Que tenga un muy bien día – dice con tristeza entregándome el bolso a lo que yo asiento con la cabeza saliendo de la casa con un enorme nudo en la garganta.
Al subirme al auto lo enciendo poniéndolo en marcha queriendo salir lo mas pronto posible de aquí. En cuanto lo hago avanzo con la mente en blanco unos kilómetros antes de detenerme de golpe para abrir la puerta antes de comenzar a vomitar.
Es absurdo que Dove crea que su prometido pueda interesarme, por el contrario a ella yo si tengo gustos propios y Devan Stein no es uno de estos. Lo único que me interesa de él es que firme el maldito divorcio para que de esa forma todos me dejen en paz de nuevo.
Cuando mi estomago se calma tomo la botella de agua que hay en el auto y la que sospecho que bruno puso aquí para mí. Me lavo la boca antes de revisarme el golpe limpiándome la sangre para no llamar la atención en cuanto llegue a la clínica.
Al estar un poco mas tranquila tomo el celular encendiéndolo, viendo que hay mensajes y llamadas de Ralf como también de Devan. Suspiro eliminando los mensajes de este último sin siquiera molestarme en leerlos, pero cuando estoy por guardar el celular entra una llamada del prometido de mi hermana que me hace resoplar por lo que decido responder.
- No se que es lo que quieres, pero creo que te equivocaste de hermana – cierro los ojos echando la cabeza hacia atrás – firma el maldito divorcio y déjenme en paz.
- Si dejaras de ignorarme podríamos hablar…
- No te preocupes, tu mujer ya se encargó de eso – respondo sin mas antes de cortarla llamada para luego apagar de nuevo el teléfono antes de ponerme en marcha.
Pongo mi mente en blanco mientras conduzco hasta la clínica donde tomo mis cosas dejando el celular en el auto queriendo estar tranquila y concentrarme de lleno en trabajo.
Al entrar a la clínica voy directo a la sala de médicos queriendo curarme el golpe que gracias a Dios no es nada grave. Cuando estoy terminando la puerta se abre viendo entrar a los hermanos Faragov que se me sorprenden al verme.
- Hola, Em – me saluda Nil viniendo hasta mí. - ¿Qué haces aquí, tan pronto?
- Familiarizarme con el entorno – miento poniéndome la bata mientras los observo.
Mael y Nil Faragov son muy atractivos. Los dos comparten rasgos idénticos a los de su padre. Aunque Mael es el mayor, Nil es unos centímetros más alto. Los dos poseen unos hermosos y muy expresivos ojos que hacen juego a la perfección con el tono castaño de sus cabellos.
- Debes aprender a mentir – responde Mael en un tono de voz que me eriza la piel – pero supongo que aun no nos tenemos confianza – se acerca tanto a mí que puedo sentir el olor de su colonia – asi por ahora digamos que te creo.
- ¿Vamos por un café? – pregunta Nil mientras su hermano acaricia con delicadeza el contorno del golpe que oculta mi cabello.
- Yo invito – digo haciéndolos reír.
- Primero debemos cambiarnos – responde Mael apartándose de mi caminando junto a su hermano hacia el lugar donde se encuentran las taquillas en lo que yo me siento en uno de los sofás a esperarlos.
- ¿No deberías estar en Singapur? – pregunto
- Debería – responde Mael – pero nuestro padre me pidió que ayudara al nuevo jefe de residentes ya que la doctora Foster esta por ser titular.
- Creo que conoces al nuevo jefe de residentes – habla Nil lo que me hace fruncir el ceño – viene de Baltimore…
- ¿El doctor Green? – pregunto sonriendo - ¿Landon Green?
- Si, una vez que el doctor se incorpore, regresare a Singapur – responde Mael luego de unos minutos apareciendo ya usando el conjunto quirúrgico color azul celeste.
Al verlo pienso en lo bien que luce enfundado en ese sencillo conjunto al igual que su hermano quien aparece unos segundos después. Me pongo de pie mientras ellos se ponen sus batas, juntos salimos de la sala atrayendo la mirada de las personas que se encuentran en el pasillo.
Me vuelvo a verlos notando que ignoran por completos las miradas mientras nos ponemos el estetoscopio alrededor del cuello. A travesamos la clínica hasta la cafetería exterior sumidos en una conversación trivial la cual me distrae por completo de lo sucedido antes de llegar a la clínica. Me dedico unos minutos a observarlos preguntándome el por que de sentirme tan cómoda con ellos cuando literalmente acabamos de conocernos. Sin embargo, estar aquí riendo con ellos se siente bien ya que los dos trasmiten esa sensación de calma y confianza que es fácil hablar con ellos.
- ¿puedo preguntarles algo? – inquiero a lo que ellos asienten con la cabeza. – están emparentados con la familia Sinclair ¿verdad?
- Si, Selene Sinclair es nuestra tía – responde Mael mientras le entregan nuestros cafés – es la gemela de nuestro padre.
- ¿Por qué? – inquiere Nil curioso mientras buscamos donde sentarnos – si te interesa uno de nuestros primos, lamento decirte que ya están “apartados” – su tono divertido y el gesto de sus dedos me hace reír.
- No se trata de eso – respondo haciéndolos reír – hay algo que me causa muchísima curiosidad.
- ¿Qué es?
- En Baltimore – hablo notando como se inclinan hacia mi – conocí a Viorica Sinclair…
- Nuestro primer punto débil – responde Mael llevándose la mano al pecho de forma dramática.
- ¿Porque estaba en el John Hopkins, si puede hacer sus residencias en un lugar en el que el dueño es hermano de tu suegra?
- Viorica también es dueña de las clínicas Faragov – responde sin mas Nil haciendo que abra los ojos como platos.
- Respondiendo a tu pregunta – interviene Mael divertido – Viorica quiere tener experiencia en otros hospitales antes de incorporarse como titular en la clínica en Nueva York.
- Curioso – hablo bebiéndome el café viendo que mis demás compañeros aparecen en la entrada de la cafetería, pero me atraganto con el café al ver al hombre que se encuentra tras ellos luciendo imponente enfundado en un traje n***o sin corbata.
¿Qué hace aquí?