La enfermera se encontró con los ojos abiertos del marqués Carsley y se sobresaltó – excelencia – corrió a la sala de espera – excelencia, el marqués despertó. El duque y su esposa se levantaron de prisa para correr a la habitación y verlo. – ¡Charles! – Hijo. Charles quería levantarse, pero sentía su cuerpo pesado, el duque le ayudó sosteniendo sus brazos y colocó una almohada sobre la cama para que se incorporara. – No te esfuerces demasiado, cariño. Eran cuatro días desde la operación, Charles se sentía desorientado, y su primera pregunta fue obvia – ¿dónde está Elena? La felicidad desapareció del rostro de la duquesa. – La condesa viuda debe estar en la villa – le respondió el duque – el doctor vendrá pronto a revisarte, no hagas mucho esfuerzo. Charles miró la sonda conectada